Por: Dr. Emmanuel García Moreno
“El que habita al
abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.”
SALMO 91
Aquí hay sabiduría.
Note que dice e
n tiempo presente: "el que habita." El que esté en
esta condición; experimentará en el futuro, la bienaventuranza de
"...morará bajo la sombra del Omnipotente..."
Ahora es el tiempo de
habitar al abrigo del Altísimo. Mañana será el tiempo de morar bajo la sombra
del Omnipotente. Aquí también hay sabiduría. Note que son dos Nombres
diferentes de Dios en la experiencia del creyente.
Primero es el Altisimo.
El que habita en las Alturas de su Santidad. Lo cual nos da una idea de
inalcanzable para los hombres. Un lugar que el hombre no puede alcanzar con sus
esfuerzos terrenales, con toda su capacidad humana o con sus obras humanas.
Pero gracias a
Jesucristo; esas Alturas en la que habita el Padre, ahora son alcanzables por
medio de la fe en El, y a causa de su sacrificio en la cruz y de su
Resurrección. Es más El nos dijo: " En la Casa de mi Padre, muchas moradas
hay. Voy pues a prepararles lugar. Para que donde Yo esté, Uds. también
estén" "Vosotros sabéis a donde voy. Voy al Padre, y saben el
Camino" "Yo Soy El Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Padre
si no es por Mí"
Por medio de Cristo,
podemos habitar con el Padre en las Alturas. Podemos habitar con el Altísimo, y
estar en su Presencia, porque donde está Cristo, nosotros estaremos con El.
El segundo Nombre es el
de Omnipotente. En este Nombre se dará a conocer a sus hijos en el día malo que
se avecina.
Este
salmo lo viviremos en el día malo. Esta es parte de la provisión que el Señor
tiene preparada para cuando su iglesia pase por el valle de sombras de muerte.
Nosotros hemos tomado la expresión del salmo 23 relativo al valle tenebroso,
como apto para leerlo o entenderlo como la porción apta para cuando uno está a
punto de morir. Pero esta Palabra va más allá de la que la entendemos.
La iglesia pasará por valle de sombra de muerte y es necesario que nos preparemos para esos días. Muchos creen que esto no es verdad, que seremos levantados antes de que esto suceda. ¿Dónde la evidencia bíblica? Aqui la evidencia bíblica de que sí pasaremos; el mismo salmo 91 dado por el Espíritu para que se cumpla en nosotros.
La iglesia pasará por valle de sombra de muerte y es necesario que nos preparemos para esos días. Muchos creen que esto no es verdad, que seremos levantados antes de que esto suceda. ¿Dónde la evidencia bíblica? Aqui la evidencia bíblica de que sí pasaremos; el mismo salmo 91 dado por el Espíritu para que se cumpla en nosotros.
He comprendido que este salmo 91 es una preparación
para la experiencia que hemos de pasar todos los que creemos en Cristo y
estemos sobre esta tierra cuando se desaten los eventos predichos en las
profecías, principalmente en los días de los cuatro Jinetes del Apocalipsis.
El Señor nuestro Dios nos ha dado las profecías para
los tiempos finales con la intención de que su pueblo, toda persona que haya
puesto su fe en su Hijo Jesús, el Cristo, sepa lo que ha de suceder y también
se prepare para esos días malos.
Dios nos dice en este salmo, que debemos estar
habitando al abrigo suyo.
¿Cómo habitar a su abrigo?
Sencillo: nuestra vida tiene que estar ligada a El
todos los días de nuestras vidas. Él debe ser nuestro familiar más cercano. Su
Casa es nuestra Casa. Él nos abre las puertas de su Hogar Eterno para que
vivamos con El y El con nosotros.
No podemos despreciar semejante invitación. Si algún
poderoso de este mundo nos invitara a visitar su casa o residencia, nos
sentiríamos muy honrados y favorecidos. No dormiríamos en la expectativa de ese
día tan grande de ir a una casa tan ilustre. Nadie a nuestro alrededor
ignoraría nuestra dicha, porque no nos cansaríamos de contarles lo importante
que somos porque Fulano de Tal nos ha invitado a visitarle. A partir de esa
fecha, pondríamos en nuestro curriculum vitae, el honor de haber estado en esa
casa como invitado personal del dueño.
Cuánto
más debemos correr a acudir al llamado del Altísimo, del Todopoderoso Dios, del
Creador, del Omnipotente, quien no nos ha invitado a visitarlo, sino a vivir
con El. A que nos mudemos a su Casa, en donde obtendremos todos los beneficios
de tan Sublime Residencia.
Cuando entendamos que como hijos de Dios, somos
llamados a habitar en su Presencia; nuestra vida sufrirá una transformación
radical, cambiará por completo. Dejaremos una existencia de altibajos
emocionales frustrantes, una vida de stress y afanes diarios, una vida de
sinsabores y frustraciones; para, obtener la vida abundante, llena de gozo, de
victorias diarias en todos los desafíos que enfrentemos, viviremos la vida de
hijos de Dios más que victoriosos, que iremos de poder en poder viendo la
manifestación de su gloria a cada paso de nuestras vidas.
Viviremos en la dimensión del Espíritu de vida en
Cristo Jesús. Es en esta dimensión que nuestras fuerzas son multiplicadas como
las del búfalo; estaremos andando en las Alturas, que es donde pertenecemos, y
a donde los problemas no nos alcanzan, los veremos como Dios nuestro Padre los
ve: Pequeñeces que se desvanecen con su Poder.
Cuando dice “El que habita al abrigo del Altísimo”
está afirmando que hay una diferencia entre este bienaventurado residente y
todos los demás. Está diciendo que éste, quien tiene su residencia permanente
con el Altísimo, es un privilegiado y su vida es diferente a los demás porque
estará tan cerca de Dios, que Su Sombra lo cobijará.
Lo que el Espíritu nos dice es:
Entra ahora a tu habitación. Entra a tu Casa, que es
la Casa de tu Padre y siéntate en el lugar que te corresponde. Lugar obtenido
por Cristo mi Hijo Amado, en quien me complazco.
En mi Presencia está la plenitud del Gozo y la
Alegría. Hay Delicias a mi Diestra por siempre. Comerás hasta saciarte y serás
vivificado cada día. Te enseñaré a cada instante el Camino en el cual has de
andar delante de mi para que te vaya bien y no te fatigues, porque he aquí, Yo
iré delante de ti abriendo Camino a tu andar.
Seré tu Compañero y Amigo, tu Consejero y tu Dios que
te esfuerza. Conocerás y entenderás que Yo mismo Soy, el que renueva tus
fuerzas. Caminarás y no te cansarás; correrás y no te fatigarás. Aunque andes
por las aguas, no te anegarán; y, si por el fuego; no te quemarás ni la llama
arderá en ti, porque Yo Soy Jehová tu Ayudador.”
Cuando vivimos en su Presencia; experimentamos todas
las promesas suyas, que se hacen realidad de acuerdo a nuestras necesidades.
Estar en su Habitación por siempre es lo tenemos que
hacer. Para ello nos dio su Espíritu Santo. Para ser nuestro guía y conducirnos
a su Casa, a su Morada, a su Presencia.
Es mediante el Espíritu, obrando en nosotros, que
entramos a la Casa del rey. Mediante la oración en el Espíritu, somos conducidos
a su Presencia. Asegurémonos que hemos recibido el Espíritu de dios tan pronto
creímos en Cristo.
En el libro de los Hechos 19 se relata un incidente en
el cual, el apóstol Pablo se asegura que los nuevos convertidos a Cristo,
obtengan la provisión completa: el bautismo del Espíritu Santo.
“Aconteció que entre
tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones
superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos,
les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados?
Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después
de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús.
Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre
ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Eran por todos unos doce hombres.”
Esto
es importante. La oración en el Espíritu es la que te lleva a la Casa del
Padre, a su Presencia del Padre. Cuando oramos sin la ayuda del Espíritu, Dios
nos oye, pero está lejos. Nosotros en la tierra y El en los Cielos.
Cuando oramos en el Espíritu; Dios nos oye y habla con
nosotros. Nos deja oir su Voz, experimentar su Presencia que no queremos salir
de este tiempo de oración y comunión con El. Y responde nuestra oración. esta oración
nos introduce en la Casa del Altísimo.
Debemos buscar el bautismo del Espíritu Santo. No
descansar hasta obtener esa llenura como la obtuvieron aquellos 12 hombres.
La oración en el Espíritu nos hace estar en la Casa de
Dios a cada instante de nuestras vidas. Nos hace vivir en el Espíritu y
derrotar las obras de la carne. Es en esta condición de llenos del Espíritu de
Dios, que estamos de continuo en la Presencia de Dios y podremos exclamar:
“Vive el Altísimo, en cuya Presencia estoy”
Es en esa Habitación al Abrigo del Altísimo, que se
darán todas las bienaventuranzas del salmo 91.
Diré yo a Jehová:
Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.
Estando en su habitación, experimentaremos que El se nos manifestará como nuestro Castillo, nuestro protector. Le conoceremos como el Dios que nos mantiene en la Alturas, al abrigo de la peste destructora y de la mortandad.
Es en esta posición de habitar con el Altísimo, que ni el lazo del cazador ni la peste destructora nos alcanzarán. Aunque estemos viviendo en esta tierra; El estará con su Presencia en nosotros, guardándonos de todo mal, como lo hizo con Israel en tierra de Gosén.
Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.
Estando en su habitación, experimentaremos que El se nos manifestará como nuestro Castillo, nuestro protector. Le conoceremos como el Dios que nos mantiene en la Alturas, al abrigo de la peste destructora y de la mortandad.
Es en esta posición de habitar con el Altísimo, que ni el lazo del cazador ni la peste destructora nos alcanzarán. Aunque estemos viviendo en esta tierra; El estará con su Presencia en nosotros, guardándonos de todo mal, como lo hizo con Israel en tierra de Gosén.
Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.
Con
sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es
su verdad.
Jesús clamó a en Jerusalén: "Oh Jerusalén, Jerusalén. Cuantas veces, como la gallina, quise juntaros bajo mis alas y no quisiste"
Esta exclamación de Jesús fue hecha 40 años antes de la destrucción de la ciudad santa.
Hoy Cristo está llamando a su iglesia a juntarse bajo sus alas, bajo su abrigo, para que no nos alcance la destrucción y desolación que viene para pronto, antes de su Venida. ¿Qué haremos? Diremos: Esto no es así por que seré arrebatado antes de que las sombras lleguen. ¿Estás seguro?
Jesús clamó a en Jerusalén: "Oh Jerusalén, Jerusalén. Cuantas veces, como la gallina, quise juntaros bajo mis alas y no quisiste"
Esta exclamación de Jesús fue hecha 40 años antes de la destrucción de la ciudad santa.
Hoy Cristo está llamando a su iglesia a juntarse bajo sus alas, bajo su abrigo, para que no nos alcance la destrucción y desolación que viene para pronto, antes de su Venida. ¿Qué haremos? Diremos: Esto no es así por que seré arrebatado antes de que las sombras lleguen. ¿Estás seguro?
No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de
día,
Ni pestilencia que ande
en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a
ti no llegará.
Ciertamente con tus
ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al
Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles
mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación
paso visitando su blog, bendiciones desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
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