martes, 25 de septiembre de 2012

LA OFRENDA QUE AGRADA A DIOS


Génesis 4:3-5

Por: Emmanuel García Moreno

 
“Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.

Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”

 
 El hombre, desde la creación, ha buscado agradar a Dios de diferentes maneras, y por ello han surgido muchas formas de buscar agradar a Dios, rendirle culto y adoración o diversas religiones. El caso de Caín y Abel nos muestra a dos hombres buscando agradar a Dios de diferentes maneras.

 
l gran problema fue que Dios no se agradó de uno de ellos, de Caín; pero se agradó de Abel, y eso le costó la vida al muchacho. Fue la segunda contienda a causa de la religión.

 
La primera ocurrió cuando la serpiente, en el Paraíso, desafió la Palabra de Dios, haciendo que Eva probara del fruto prohibido. La historia del hombre, terminará también con una guerra religiosa, según se enseña en Apocalipsis y Daniel. La religión tiene suma importancia en la humanidad y ha provocado que millones de seres humanos no alcancen la vida eterna.

 

Abel fue el segundo hombre en presentar ofrenda a Dios y, el primer hombre al cual Dios recibió con agrado, tanto su ofrenda como a él mismo.  Su hermano Caín fue el primer hombre sobre la tierra que le ofreció ofrenda a Dios, pero Dios no miró con agrado ni a Caín ni a su ofrenda. ¿Por qué?

 Esto es importante entenderlo porque o nos abre la Puerta del favor, la cercanía y la plenitud ante el Creador; o, de lo contrario, nos mantiene alejados de su Presencia.

 La forma como honremos a Dios es  determinante, para establecer y definir si soy o no aceptado ante El. Dicho de otra manera: a Dios se le puede agradar y hay una sola manera de hacerlo. Aquí queremos ayudarte a encontrar el Camino a la plenitud de Dios, por medio de Cristo.

 Creo que toda persona que cree en Dios, establece su forma  particular de rendir culto y buscar con ello agradar a Dios, basada en lo tradicional, o sea la forma como lo hicieron sus padres antes que él. Hay poquísimas personas en la historia de la humanidad que andan por el mundo inventando una forma de agradar a Dios.

 Es necesario que nos preguntemos:

 ¿Habrá en mí un vivo deseo de agradar a Dios?

 Si tengo ese vivo deseo debo preguntarme: ¿quiero conocer, saber o entender  como El quiere que yo le honre?

 ¿Estoy convencido de que lo que estoy haciendo hasta ahora para estar en relación con El, es la indicada?

 ¿Estoy seguro de estar agradándole en la forma como le rindo culto y adoración?

 ¿Basado en qué estoy convencido de que mi forma de honrarle es la adecuada?

 Por la enorme y vital importancia que encierra hacer lo correcto delante de Dios en el tema de  rendirle culto; hemos puesto delante de ti estas palabras de orientación en el amor de Cristo, para que recibas el mayor bien a tu vida.  

 Queremos ayudarte a entender esto de la ofrenda agradable  a Dios. Te invito a examinar conmigo en Génesis, capítulos 2, 3 y 4 el relato de los primeros sacrificios realizados por causa de la desobediencia del hombre, la cual produjo una ruptura en la relación entre él y su Creador.

 En el jardín del Edén el hombre nunca le presentó ofrenda a Dios. Adán y Eva nunca le presentaron ofrenda a Dios, ni en el Paraíso, ni cuando fueron expulsados.

  ¿Cómo explicamos esto?

 Sencillo: no había necesidad de presentarle ofrenda a Dios para agradarle, porque El ya estaba agradado de Adán y Eva, su creación. Adán y Eva hablaban cara a cara con Dios. Podían ver su Rostro cada día y hablar con El, mirándole el Rostro. Había una relación estrecha, cercana, sin obstáculos, libre y espontánea entre Dios y el hombre.

 Cuando Adán y Eva desobedecen, esa relación se rompe y ahora el hombre no puede estar en la Presencia de Dios. Ahora se ha levantado un obstáculo, una pared de separación, a causa de la desobediencia a Su Palabra, porque Dios le había dado Palabra a Adán de que comiera de todo lo que había en el huerto pero, se abstuviera de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.

 La buena noticia es que el mismo Dios está interesado en que estemos cerca de El y disfrutemos de su presencia. Por ello envió a su Hijo Jesús, llamado el Cristo, para romper esa pared de separación y reconciliar consigo mismo al hombre. No hay nada, nada que nos pueda separar del amor de Dios que es en Cristo Señor nuestro.

 Lea el libro de Génesis en sus primeros capítulos y notará que en el Jardín, era Dios quien buscaba la compañía del hombre, significando que El estaba muy complacido con su creación. . Dios se paseaba en medio del huerto y conversaba con Adán y Eva.

 ¿La pregunta que debo hacerme es, si realmente quiero que Dios esté complacido conmigo?

 Yo no debo ir a la iglesia a tratar de agradarle a Dios. Yo debo llegar a la iglesia, convencido de que Dios está complacido y agradado conmigo. Si no tengo esta convicción, podemos ayudarte a obtenerla. Parta ello debes tener tu fe puesta en Cristo, quien con su sacrificio, te ha hecho merecedor del favor de Dios.

 Entonces ¿Para qué debo ir a la iglesia? 

 Debo ir a ofrecerle a Dios sacrificios de alabaza aceptables a El, por medio de Jesucristo. Porque El me ha aceptado por medio de mi fe en Cristo.

 Al darse la caída en la desobediencia, Adán y Eva se escondían de la Presencia de Dios; porque ahora tenían conciencia de sí mismos,  antes solo Dios era su contentamiento. Tuvieron que ser cubiertos con pieles. Note en el pasaje bíblico, que el mismo Dios le s hace un ropaje a cada uno, para cubrir sus vergüenzas.

 La desobediencia del hombre a la Palabra de Dios, hace que el hombre muestre su vergüenza ante los ojos de Dios, lo cual lo hace inaceptable ante El, sino hay qué cubra su pecado. Por esa causa, Dios tuvo que sacrificar un animal inocente, que estaba en el huerto, derramar su sangre, y así  poder cubrir el pecado del hombre.

 Con esta acción, Dios hace el primer sacrificio u ofrenda, mediante la cual el hombre pueda acercarse a El. Note que Dios toma la iniciativa y es quien establece que será mediante el derramamiento de la sangre de un inocente, la forma como el hombre puede ser aceptado o agradarle nuevamente.

 Con un solo sacrificio, con una sola ofrenda por el pecado, Dios hizo a Adán aceptable ante sus ojos, máxime que el animal sacrificado pertenecía al Paraíso, era perfecto. Ese animal sacrificado, que la biblia no nos dice qué tipo de animal era, fue suficiente para que con su muerte, Adán fuese aceptado y hubiese agradado a Dios.

 Por esta razón Adán no tuvo necesidad de ofrecer más sacrificios delante de Dios. Aquel animal inocente que fue sacrificado, simboliza a Cristo, el Cordero de Dios que fue sacrificado por nuestros pecados, mediante el cual, con su sacrificio en la cruz, nos hace aceptos a Dios.

 Las Escrituras nos enseñan que Cristo fue inmolado desde antes de la fundación del mundo, o sea, el Padre Dios había decretado desde antes de la creación, que su Hijo sería sacrificado para quitar de en medio el pecado que haría separación entre El y el hombre.

 Sepa que ya desde el Jardín del Edén, Dios anunciaba la llegada de su Hijo al mundo, para que haciendo la voluntad del Padre, muriese en la cruz en nuestro lugar, como murió ese animalito en el Edén, siendo inocente de la desobediencia de Adán. Desde ese momento, Dios anunciaba a la humanidad que El no quiere la muerte del pecador, sino la vida y en abundancia delante de El.

 Cristo dijo de sí mismo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino es por mí”

 Declara que existe el Camino para ir al Padre, significando que Dios está interesado que vayamos a El; y ese Camino es Cristo.

 Proclama que El es la Verdad, estableciendo que es necesario caminar en ella, que está a nuestro alcance y ella nos acercará más y más al Padre. Esa Verdad es Cristo y solo El.

 Anuncia que hay Vida a ser recibida para poder llegar a la Presencia del Padre, es una Vida diferente, es la Vida Espiritual o Vida Eterna, diferente a la vida natural, con la cual no podemos acercarnos al Padre. Esa Vida es El.

 Preste atención: el mayor interesado en que a UD. le vaya bien es Dios. Y El ya dio muestra de ello, enviando a su Hijo al mundo a morir por nosotros, siendo nosotros pecadores y estando alejados de El.

Para poder ir al Padre y establecer una relación buena y aceptable a Dios; es necesario que creamos en Cristo; aceptemos y recibamos en nuestras vidas. Hacerlo, te transforma, te hace ser una nueva creatura, capacitada para agradar a Dios y experimentar victoria tras victoria en tu largo caminar.

Te animo a creer, aceptar y recibir a Cristo en tu corazón. Abrele las puertas y gustarás la diferencia; porque Cristo es la diferencia.

Bendiciones.
 
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