jueves, 27 de septiembre de 2012

EL PAN QUE BAJO DEL CIELO


Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

En el evangelio de Juan, capítulo 6, versos 57 y 58 dice:

 

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”

En el libro de Cantares cap. 1 verso 2 dice:

“¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.”

 Dios nos ha dado su Palabra Viva, que es Cristo y estaba con El antes de la fundación del mundo, para darnos vida y vida en abundancia. Mediante la fe alcanzamos entrada a la vida poderosa de Dios por medio de su Espíritu.

Toda  persona debe aprender a vivir esta vida extraordinaria que el Padre  ha dado a sus hijos, quienes han nacido del Espíritu cuando creyeron, se acercaron y recibieron a Cristo su Hijo, quien murió en la cruz y resucitó para sacar a la luz esta nueva Vida.

Por su Palabra y por su Espíritu vivimos momento a momento. Es cuando estamos saciados; llenos de El, llenos de la Palabra y del Espíritu; llenos del Pan que bajó del Cielo y de su Espíritu de Vida, que salen de su boca.

Es cuando podemos derrotar a todo sentimiento, emoción o pensamiento o deseo de las obras de nuestro cuerpo pecaminoso e inclinado para el mal, porque recibimos de su Poder. “Recibiréis poder, cuando haya venido el Espíritu Santo, y me seréis testigos”.

Debemos entender que cuando le damos rienda suelta a los apetitos de nuestro cuerpo, estamos en problemas. Nuestro cuerpo es insaciable, siempre quiera más y más. Sus apetitos son variables e incontables.

Cuando le damos rienda suelta y licencia para saciar sus distintos apetitos, nos esclaviza y nos hacemos esclavos de ellos. Pero Dios nos da la salida para poder dominar esos apetitos insaciables de nuestro cuerpo.

Nos da su Palabra y su Espíritu para que estén cada día con nosotros para ser nuestra ayuda y experimentar la libertad de los apetitos de la carne y poder vivir una vida llena de satisfacción espiritual, emocional y natural.

 

Por su Palabra y por su Espíritu viviremos y no moriremos porque Él tiene Palabras de Vida Eterna. Es en esta Teodinámica, cuando crecemos en el conocimiento de Dios, hasta la estatura del varón perfecto, a la estatura de Cristo.

Los años pasan y pasan, los bebés se hacen muchachos; los muchachos, jóvenes; los jóvenes, adultos y los adultos se hacen ancianos. Pero no así en el Reino de los Cielos.

En el Reino de los Cielos, crecemos y nos desarrollamos por la Palabra de Dios que es Cristo el Señor y por el Espíritu Santo que es el Espíritu de Cristo.

Mucha gente hoy, no sabe que Dios nos ha dado por medio de Cristo, una vida de reyes que está a nuestro alcance. Somos llamados en Cristo a vivir sobre las circunstancias, sobre el afán de satisfacer las necesidades diarias, afán que nos agobia y atormenta el alma.

Cristo nos ha abierto la Puerta al Reino de los cielos, que podemos vivir en él hoy mismo si así lo disponemos en nuestro corazón. Es un estilo de vida poderosísimo, que nos lleva de triunfo en triunfo por medio de El.

La mayor pérdida que ha sufrido el hombre en toda su Historia, es que se ha hecho de Cristo una religión. Cristo no es religión; Cristo es la Vida victoriosa que Dios nos dio para que por medio de El vivamos siendo más que vencedores, viviendo de triunfo en triunfo ante todo desafío que se levante en nuestro caminar.

Debemos aprender como Dios quiere que vivamos en Cristo: de manera invicta ante cualquier desafío o dificultad, o prueba, o tentación, o pérdida. Aprendamos a ser campeones invictos por toda la vida.

Cuando creemos en Cristo y lo recibimos en nuestros corazones, experimentamos un nuevo nacimiento, que nos hace ciudadanos del Reino de los cielos desde ese preciso momento.

Como niños recién nacido debemos nutrirnos de la leche no contaminada ni adulterada, que es la Palabra de Dios, para ir creciendo con el crecimiento que da Dios y despertando a la maravillosa Vida de Cristo en nosotros.

No debemos dejar esta oportunidad para recuperar lo que nos ha sido arrebatado. Nos han mantenido en la ignorancia de esta Vida y cómo alcanzarla.

Sin demora, hoy mismo, debemos recibir a Cristo en el corazón. Creyendo que es el Hijo de Dios y aceptándolo como Señor de nuestras vidas. Confesando con nuestra boca que Jesús es el Señor. En esto consiste la fe cristiana, la fe en Cristo.

Dios ya trató con nuestros pecados, por más horribles que nos puedan parecer. Los mató en la cruz, cargando a Cristo con ellos y descargando sobre El la paga del pecado que es la muerte.

No tenemos porqué seguir viviendo con esa carga de pecados encima de nosotros. Acudamos a los pies de la cruz de Cristo y depositémoslo ahí, pidiéndole perdón por ellos y El nos perdonará.

No ha dicho El: “no solo de pan vivirá el Hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”’

Al recibir los besos de su boca; recibimos la Palabra que sale de Su boca, para que recibamos Vida. Recibimos nuestra porción del día. Recordemos a que Cristo nos enseñó a orarle al Padre diciendo: “Padre nuestro…..el Pan nuestro dánoslo hoy…”.

Se refiere al Pan del Cielo nuestro que está en los cielos, o sea a su Palabra que nos alimenta, nos sea dado cada día. Significa esto, que como sus hijos en Cristo, necesitamos que el Padre nos alimente <y Él no es padre irresponsable> cada día. Todos los días necesitamos del alimento espiritual no adulterado.

Cada día Él nos dará su Pan del Cielo, esto es su Palabra, su Verbo, su Espíritu, se

Rema, su Palabra Viva, el Agua de Vida, para fortalecernos y estar bien nutridos en Cristo.

Y  también en Isaías dice “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”

Al recibir los besos de su boca, su Palabra, no  regresa a El vacía. En el acto de besar, hay un intercambio. Nosotros recibimos su Palabra, ella prospera en nosotros, transformando nuestra vida, llenándola de la Vida de Cristo por su Espíritu. Cuando regresa a El, regresa con un fruto nuevo: Está saliendo a la luz la Nueva Criatura en que Él nos ha transformado, porque soy nueva criatura en Cristo.

De esta forma se irá cumpliendo su Palabra “somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Su Palabra “hará todo lo que yo quiero”. En esta Teodinámica <dinámica de Dios> su obra va saliendo a la luz poco a poco, hasta que el día sea perfecto. Cuando dice todo lo que Él quiere; debemos entender que su Palabra prospera en lo que Dios quiere para nosotros. Este prosperar habla de formar su Hijo en cada uno de sus redimidos, porque para eso hemos sido creados: para la alabanza de su gloria.

Por eso dice la Escritura:

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”

“Si el Espíritu…mora en vosotros”, entonces seremos vivificados. Es una ley espiritual, ley celestial para los hijos de Dios, que están en Su Reino. Sí, el Espíritu está presente en tu vida y ha hecho morada y habitación en ti.

Por medio de los besos de su boca, su Verbo nos irá transformando y vivificando nuestros cuerpos mortales, así como el Espíritu levantó a Jesús, el nuevo Adán, primicias de la nueva creación; asimismo el Espíritu, está trabajando en nosotros día a día con el poder de su Palabra, para presentarnos a Dios, santos y sin manchas.

El Espíritu de Cristo en nuestro interior nos va vivificando, transformando esta carne de corrupción, para ir revistiéndola de incorruptibilidad, revistiéndola de gloria, para que cuando Él se manifieste, seamos semejante s a El.

Es necesario estar seguros de que el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, está en nosotros, ha hecho morada en nosotros y que su soplo de Vida aún está en nosotros.

Cuidémonos de no apagar al Espíritu.


                              dirección del blog; http://www.miamadovieneya.blogspot.com

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