miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL FRUTO DE MI AMADO MANZANO


por Dr. Emmanuel García Moreno

 

“Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.

Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor.

Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su derecha me abrace.”

Hoy me quedé dormida,  me levanté a las 5:15 am, aún en oscuridad, oscilando en dos pensamientos: entre lamentando haberme quedado dormida como era el compromiso de hacerlo a “nuestra hora” y el de volver a dormir, porque la mañana estaba deliciosa, me asaltó el deseo de acurrucarme nuevamente bajo el calorcito de la cobija, estaba amodorrada, soñolienta y con el pensamiento de volver a la cama. Llevé mi condición y pensamientos a los pies de Cristo, sujetándolos bajo su Autoridad. De inmediato experimenté la lucidez. Y claridad interior.

El pensamiento de deleitarme en la extensión del dormir un poquitito más se había ido. Ahora estaba despierta para escuchar la voz de mi Amado.

Pedí al Señor me saciara hoy también, como lo había hecho días anteriores.

Mi alma anhelaba escuchar su deliciosa voz, pero me asaltaba el infundado temor de que hoy no la escucharía.

 Son pensamientos que se levantan para hacernos titubear y arrastrarnos a los deleites de nuestra cotidiana vida natural, en la cual nos movemos a diario.

Pero mi Amado vino en mi ayuda y dejó escuchar Su Voz:

“Ahora, Hoy y siempre que te dispongas a buscarme, me encontrarás y te haré oir mi voz. Te enseñaré cosas grandes y maravillosas, te traeré a la Casa del banquete, donde te daré de mi comida, comida de Rey, te sentaré a mi mesa y ahí te saciaré.

Te haré entender que Yo Soy el Verbo de mi Padre, Soy el Pan que bajé del cielo para los hombres, pero que ahora te lo sirvo a mi mesa en la Morada de mi Padre en  los lugares celestiales. Por eso te hago andar en mis alturas.

Entiende amada mía que Yo Soy quien te sustenta. Soy el que tiene cuidado de ti; El que te viste de ropa hermosa. Soy el que te acaricia cada mañana en el susurro de la madrugada, para que entiendas que Yo mismo Soy. 

No temas porque estaré contigo a cada momento del día. En las horas tristes y amargas; estoy a tu lado, te cuido y te protejo. No creas que por no sentirme no estoy ahí. No te he dicho que estaré contigo todos los días de tu vida hasta el fin?

Levanta tu cabeza y resplandece porque ha llegado hoy tu Luz. Yo soy tu Luz y tu resplandor. Como el relámpago te visitaré y te haré entender mi Camino, para que no desmayes ni desfallezcas. Tu andar; lo conozco.

Te atraeré a mí aunque ahora no veas mi Rostro como lo has pedido, pero así será en el día en que manifieste a ti con Poder y Autoridad, porque para mí no hay nada imposible.

No te he dicho que si crees verá mi Gloria y mi Poder. Cree solamente y verás mi gloria y poder manifestándose sin medida.

¿Hay algo imposible para mí?

Mi corazón se alegró inmensamente. La dulce voz de a mi Amado reconfortaba mi alma y me apresuré a estar bajo su sombra y recibir las dulces Palabras de su boca, que son mi alimento.

¿Cuántas veces, oh amigas, oh amigos, Cristo quiere hablarnos, pero no sacamos el tiempo para estar en su dulce compañía y recibir de su boca las Palabras que sustentarán nuestra alma este día?

Oh… si supiéramos que El quiere estar en nuestra compañía cada mañana antes de empezar el trajín del día, para prepararnos para los afanes del día. Cristo nos llama de diversas maneras pero tantas cosas nos distraen que apenas tiempo tenemos para dejarlo entrar en nuestros corazones, donde nos hablará Palabras de vida.

El nos dice: “estoy a la puerta y llamo, aquel que oye mi voz y abre, entraré y cenaré con él y él conmigo.” Cristo quiere entrar a nuestras vidas, a nuestros corazones y cenar con nosotros. También quiere desayunar y almorzar. Quiere también tener un coffe-brake a media mañana o media tarde.

Lo que quiero expresar es que El quiere ser parte de nuestras vidas, para enriquecerlas, saturarlas de Vida, rodearnos de favores, coronarnos como  reina o rey. El quiere estar dentro de nuestros corazones para darnos la Vida abundante que compró para nosotros en la cruz del calvario.

Tan solo se creyéramos en El, nos acercáramos a su Presencia y lo recibiéramos en nuestros corazones; El haría la diferencia. 

Nuestras vidas serían enriquecidas, nos haría resplandecer de alegría y gozo. El lamento, la tristeza y la congoja no tendrían más lugar en nuestro interior, porque el Príncipe de Paz, el Señor de la Vida abundante estaría en nuestro interior.

En la intimidad de nuestros corazones le conoceríamos y el resplandor de su gloria y su grandeza, inundaría nustra vidas. Saldríamos de la oscuridad en done vivimos, oscuridad de los pensamientos derrotistas y esclavizadores. El nos traería el poder para vivir una vida de victoria, agradando a Dios Padre viviendo con una vida que alabe su Nombre y le traiga gloria.
 

Dios nos llamó en Cristo, para ser más que vencedores en medio de toda y cualquier lucha emocional o circunstancia a que tengamos que enfrentar cada día.

Acércate a Cristo, ábrele las puertas de tu corazón para que El sea tu amigo, tu Amado, tu Esperanza, tu Castillo, tu Ayudador, tu Roca de Salvación.

Todos y todas tenemos muchas veces que enfrentarnos a las adversidades de la vida; pero, si Cristo está en nuestro interior de manera permanente, que haya hecho de nosotros su habitación o morada; El se levantará y reprenderá esa tempestad momentánea y podremos seguir navegando en Paz.

El Evangelio de Cristo nos ha sido dado para obtener de parte de Dios Padre la Vida Eterna, que se manifiesta en nosotros desde el momento en que creemos y recibimos a su hijo por medio de la fe.

Hasta estas sencillas preguntas: ¿He nacido de nuevo? ¿Soy una nueva criatura? ¿Para mí el vivir es Cristo? ¿Vivo buscando cada día las cosas del Cielo, en donde está Cristo mi Vida?

 Si a estas preguntas no puedes gritar de alegría y seguridad con un rotundo y glorioso ¡SI! Entonces apresúrate a abrir las puertas de tu corazón a Cristo y ocurrirá el milagro del nuevo nacimiento en ti; empezarás a vivir para Cristo cada día y en todo lugar y vivirás buscando el Reino de Dios en ti para que la vida de Cristo se manifieste en ti.

Serás una vencedora o vencedor según sea tu caso.



Ven a Cristo sin demora amigo, amiga.




Dirección del blog www.miamadovieneya.blogspot.com
 

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