Génesis 4:3-5
Por: Emmanuel García Moreno
“Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue
labrador de la tierra.
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo
del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
Y Abel trajo también de los primogénitos de
sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su
ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín
en gran manera, y decayó su semblante”
El hombre, desde la creación, ha
buscado agradar a Dios de diferentes maneras, y por ello han surgido muchas
formas de buscar agradar a Dios, rendirle culto y adoración o diversas religiones.
El caso de Caín y Abel nos muestra a dos hombres buscando agradar a Dios de
diferentes maneras.
l gran problema fue que Dios no
se agradó de uno de ellos, de Caín; pero se agradó de Abel, y eso le costó la
vida al muchacho. Fue la segunda contienda a causa de la religión.
La primera ocurrió cuando la
serpiente, en el Paraíso, desafió la Palabra de Dios, haciendo que Eva probara
del fruto prohibido. La historia del hombre, terminará también con una guerra
religiosa, según se enseña en Apocalipsis y Daniel. La religión tiene suma
importancia en la humanidad y ha provocado que millones de seres humanos no
alcancen la vida eterna.
Abel fue el segundo hombre en
presentar ofrenda a Dios y, el primer hombre al cual Dios recibió con agrado,
tanto su ofrenda como a él mismo. Su
hermano Caín fue el primer hombre sobre la tierra que le ofreció ofrenda a
Dios, pero Dios no miró con agrado ni a Caín ni a su ofrenda. ¿Por qué?
Esto es importante entenderlo
porque o nos abre la Puerta del favor, la cercanía y la plenitud ante el
Creador; o, de lo contrario, nos mantiene alejados de su Presencia.
La forma como honremos a Dios es
determinante, para establecer y definir
si soy o no aceptado ante El. Dicho de otra manera: a Dios se le puede agradar
y hay una sola manera de hacerlo. Aquí queremos ayudarte a encontrar el Camino
a la plenitud de Dios, por medio de Cristo.
Creo que toda persona que cree
en Dios, establece su forma particular
de rendir culto y buscar con ello agradar a Dios, basada en lo tradicional, o
sea la forma como lo hicieron sus padres antes que él. Hay poquísimas personas
en la historia de la humanidad que andan por el mundo inventando una forma de
agradar a Dios.
Es necesario que nos preguntemos:
¿Habrá en mí un vivo deseo de
agradar a Dios?
Si tengo ese vivo deseo debo
preguntarme: ¿quiero conocer, saber o entender como El quiere que yo le honre?
¿Estoy convencido de que lo que
estoy haciendo hasta ahora para estar en relación con El, es la indicada?
¿Estoy seguro de estar
agradándole en la forma como le rindo culto y adoración?
¿Basado en qué estoy convencido
de que mi forma de honrarle es la adecuada?
Por la enorme y vital importancia
que encierra hacer lo correcto delante de Dios en el tema de rendirle culto; hemos puesto delante de ti estas
palabras de orientación en el amor de Cristo, para que recibas el mayor bien a
tu vida.
Queremos ayudarte a entender
esto de la ofrenda agradable a Dios. Te invito
a examinar conmigo en Génesis, capítulos 2, 3 y 4 el relato de los primeros sacrificios
realizados por causa de la desobediencia del hombre, la cual produjo una
ruptura en la relación entre él y su Creador.
En el jardín del Edén el hombre
nunca le presentó ofrenda a Dios. Adán y Eva nunca le presentaron ofrenda a
Dios, ni en el Paraíso, ni cuando fueron expulsados.
¿Cómo explicamos esto?
Sencillo: no había necesidad de
presentarle ofrenda a Dios para agradarle, porque El ya estaba agradado de Adán
y Eva, su creación. Adán y Eva hablaban cara a cara con Dios. Podían ver su
Rostro cada día y hablar con El, mirándole el Rostro. Había una relación
estrecha, cercana, sin obstáculos, libre y espontánea entre Dios y el hombre.
Cuando Adán y Eva desobedecen,
esa relación se rompe y ahora el hombre no puede estar en la Presencia de Dios.
Ahora se ha levantado un obstáculo, una pared de separación, a causa de la
desobediencia a Su Palabra, porque Dios le había dado Palabra a Adán de que
comiera de todo lo que había en el huerto pero, se abstuviera de comer del
árbol del conocimiento del bien y del mal.
La buena noticia es que el mismo
Dios está interesado en que estemos cerca de El y disfrutemos de su presencia. Por
ello envió a su Hijo Jesús, llamado el Cristo, para romper esa pared de
separación y reconciliar consigo mismo al hombre. No hay nada, nada que nos
pueda separar del amor de Dios que es en Cristo Señor nuestro.
Lea el libro de Génesis en sus
primeros capítulos y notará que en el Jardín, era Dios quien buscaba la
compañía del hombre, significando que El estaba muy complacido con su creación.
. Dios se paseaba en medio del huerto y conversaba con Adán y Eva.
¿La pregunta que debo hacerme es,
si realmente quiero que Dios esté complacido conmigo?
Yo no debo ir a la iglesia a
tratar de agradarle a Dios. Yo debo llegar a la iglesia, convencido de que Dios
está complacido y agradado conmigo. Si no tengo esta convicción, podemos ayudarte a obtenerla. Parta ello
debes tener tu fe puesta en Cristo, quien con su sacrificio, te ha hecho merecedor
del favor de Dios.
Entonces ¿Para qué debo ir a la iglesia?
Debo ir a ofrecerle a Dios sacrificios de alabaza aceptables
a El, por medio de Jesucristo. Porque El me ha aceptado por medio de mi fe en
Cristo.
Al darse la caída en la desobediencia, Adán y Eva se
escondían de la Presencia de Dios; porque ahora tenían conciencia de sí mismos,
antes solo Dios era su contentamiento. Tuvieron
que ser cubiertos con pieles. Note en el pasaje bíblico, que el mismo Dios le s
hace un ropaje a cada uno, para cubrir sus vergüenzas.
La desobediencia del hombre a la Palabra de Dios, hace que el
hombre muestre su vergüenza ante los ojos de Dios, lo cual lo hace inaceptable
ante El, sino hay qué cubra su pecado. Por esa causa, Dios tuvo que sacrificar
un animal inocente, que estaba en el huerto, derramar su sangre, y así poder cubrir el pecado del hombre.
Con esta acción, Dios hace el primer sacrificio u ofrenda,
mediante la cual el hombre pueda acercarse a El. Note que Dios toma la
iniciativa y es quien establece que será mediante el derramamiento de la sangre
de un inocente, la forma como el hombre puede ser aceptado o agradarle
nuevamente.
Con un solo sacrificio, con una sola ofrenda por el pecado,
Dios hizo a Adán aceptable ante sus ojos, máxime que el animal sacrificado
pertenecía al Paraíso, era perfecto. Ese animal sacrificado, que la biblia no
nos dice qué tipo de animal era, fue suficiente para que con su muerte, Adán
fuese aceptado y hubiese agradado a Dios.
Por esta razón Adán no tuvo necesidad de ofrecer más
sacrificios delante de Dios. Aquel animal inocente que fue sacrificado,
simboliza a Cristo, el Cordero de Dios que fue sacrificado por nuestros
pecados, mediante el cual, con su sacrificio en la cruz, nos hace aceptos a
Dios.
Las Escrituras nos enseñan que Cristo fue inmolado desde
antes de la fundación del mundo, o sea, el Padre Dios había decretado desde
antes de la creación, que su Hijo sería sacrificado para quitar de en medio el
pecado que haría separación entre El y el hombre.
Sepa que ya desde el Jardín del Edén, Dios anunciaba la
llegada de su Hijo al mundo, para que haciendo la voluntad del Padre, muriese
en la cruz en nuestro lugar, como murió ese animalito en el Edén, siendo
inocente de la desobediencia de Adán. Desde ese momento, Dios anunciaba a la
humanidad que El no quiere la muerte del pecador, sino la vida y en abundancia
delante de El.
Cristo dijo de sí mismo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la
Vida; nadie viene al Padre sino es por mí”
Declara que existe el Camino para ir al Padre, significando
que Dios está interesado que vayamos a El; y ese Camino es Cristo.
Proclama que El es la Verdad, estableciendo que es necesario
caminar en ella, que está a nuestro alcance y ella nos acercará más y más al
Padre. Esa Verdad es Cristo y solo El.
Anuncia que hay Vida a ser recibida para poder llegar a la
Presencia del Padre, es una Vida diferente, es la Vida Espiritual o Vida Eterna,
diferente a la vida natural, con la cual no podemos acercarnos al Padre. Esa
Vida es El.
Preste atención: el mayor interesado en que a UD. le vaya
bien es Dios. Y El ya dio muestra de ello, enviando a su Hijo al mundo a morir
por nosotros, siendo nosotros pecadores y estando alejados de El.
Para poder ir al Padre y establecer una relación buena y
aceptable a Dios; es necesario que creamos en Cristo; aceptemos y recibamos en
nuestras vidas. Hacerlo, te transforma, te hace ser una nueva creatura,
capacitada para agradar a Dios y experimentar victoria tras victoria en tu
largo caminar.
Te animo a creer, aceptar y recibir a Cristo en tu corazón. Abrele
las puertas y gustarás la diferencia; porque Cristo es la diferencia.
Bendiciones.
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