viernes, 5 de octubre de 2012

LA PROVISION DE DIOS EN TIEMPOS DE CRISIS




Por: Dr. Emmanuel García Moreno


“Hoy me levanté temprano a buscar Su Presencia, en donde quiero estar.




Tuve que luchar contra el pensamiento de volver a la cama. “Me decía: puedes acostarte y dormir un poco más, porque te levantaste por las ganas de vaciar la vejiga por haber tomado tanta agua ayer de noche. Dos horas más de sueño; y, todavía será madrugada oscura cuando te levantes a orar; además estarás en su Presencia por largas horas del día”


El argumento era irrefutable, desde el punto de vista de una persona cargada de sueño, en una madrugada fría, silenciosa y oscura.


Me dije a mí mismo: ¡no! Es en su Presencia donde quiero estar; dos horas más para dormir no me van a enriquecer, pero en su Presencia me dejarán lleno de El, de Vida, de Fortaleza y de lo que necesito para hoy. Sujeté estos pensamientos y la modorra que me abrazaba con cariño, a la Autoridad del Nombre Santo y los llevé a los pies de Cristo.


Experimenté total claridad de pensamiento y libertad para comenzar a orar. En la medida en que avanzaba en la oración, en el entendimiento y en el espíritu, mayor libertad, claridad y gozo experimentaba.


Entré por sus atrios con acciones de gracia y cantos espirituales, lo cual de por sí ya es un milagro, porque soy muy desorejado. Puse mi corazón delante de El, pidiéndole lo limpiara y santificara para El.


Todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo lo presenté ante su presencia como un sacrificio vivo, aceptable y de olor grato ante El. Me presenté invocando el Santo Nombre de Cristo sobre mí, sabiendo que es la única manera de ser aceptados delante de El.


Porque todo lo que hagamos en el día a día debe ser en el Nombre de Jesucristo, para que suba de continuo el olor de Cristo ante la presencia del Padre; y así de esta forma, todo lo que hagamos, tiene Su aprobación. Entenderemos y comprobaremos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.


Desde ayer empezamos a orar por la conferencia que realizaremos sobre los días finales de los cuales nos hablan los profetas de Dios y el Evangelio de Jesucristo en el mes de Diciembre.


Tuve convicción para darle el título a la Conferencia; el lugar donde será, la cantidad de personas que asistirán, el día del evento el presupuesto y valor del boleto para el mismo.


En ocasiones era como si hablara conmigo mismo y subía la convicción en el corazón. Mi oración principal era que toda su obra del 3/12/12, estuviese llena de su Presencia, desde el Título, las palabras de introducción, todo lo que se diga o haga, sea en el olor grato de Cristo.


Surge la confirmación del Título y lo demás.


El Título: LA PROVISION DE DIOS EN TIEMPOS DE CRISIS, vino acompañado de la Palabra que lo sostiene y es la bandera de la conferencia: 1 REYES. A mi interior surgió la frase: “Elías y la viuda de Sarepta.


Entendí de inmediato que ese era el Título.”




1Reyes:



“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.



Y vino a él palabra de Jehová, diciendo:



Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán.



Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer.
Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán.



Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.



Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo:



Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.



Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba.



Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.



Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.



Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.



Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.



Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.
Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.”




Elías era un profeta de Dios. En la tierra de Israel había una sequía espantosa, que llevaba varios años ya, el pueblo pasaba hambre, atormentado por la aflicción y la angustia de un presente oscuro y de un futuro incierto y tenebroso.




Pero a éste Elías, del cual la Biblia no nos dice gran cosa de quien era, quienes eran sus hechos como hombre o su alcurnia, solo nos dice que era alguien quien estaba siempre en la Presencia de Dios.




Elías había descubierto que estar en la Presencia de su Dios, era mejor que disfrutar de cualquier deleite a su alrededor. Elías disfrutaba la Presencia de Dios; era amigo de El. ¿Qué puede haber de mayor atractivo parta un hombre o una mujer, que ser amigo de Dios y ser uno que oye su Voz?




El estar en la Presencia de Dios, le había agudizado sus oídos espirituales y él reconocía la Voz de su Dios. Su Dios le hablaba, porque es un Dios vivo; un Dios con el cual uno puede hablar y preguntarle cosas.




En aquel tiempo, Dios era conocido por el pueblo de Israel con su Nombre Jehová, el Omnipotente. Elías lo conocía con ese nombre, y como su Amigo, pero no lo conocía como Padre. Con el Nombre de Padre nuestro, lo podemos conocer nosotros, después que Cristo murió por nosotros.




En el tiempo de la sequía, Elías tuvo la revelación en su vida, de Dios como su Omnipotente, Soberano, Pastor y su Sustentador.




Su Dios le sustentaba de una manera prodigiosa. Primero le deja oir su Voz, que le da dirección e instrucciones. Como su Pastor, le guio junto a aguas de reposo. Le dio la dirección exacta a donde debía ir: al arroyo de Querit, cerca del Jordán,




Elías experimentó que cuando uno cultiva una vida de oración y amistad con Dios en los tiempos buenos; El cuidará de nosotros en los tiempos de crisis.




Dios es poderoso para dar órdenes a los cuervos para que nos alimenten en el día de crisis. En medio de la crisis, nos dejará oír su Voz, como buen Pastor, y nos dirá qué hacer y adónde ir y estar.




Nada mejor que estar donde Dios quiere que estemos cuando llega la crisis a nuestras vidas. No importa el tamaño de la crisis; Él está en lo Alto y Sublime y desde ahí nos conduce a aguas de reposo, como ovejitas de su rebaño.




Pero debemos ser ovejas de su rebaño, porque Él ha dicho: “mis ovejas oyen mi voz y me siguen”. Él es quien nos dirigirá al lugar que Él quiere que estemos en medio de la crisis. Puede ser un lugar físico o espiritual y emocional.




Si es espiritual, debemos entender al Querib de este pasaje, como la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es ríos de aguas vivas que sacian el alma, el pan que llevan los cuervos es el pan enviado del cielo, esto es Cristo, la Palabra viva de Dios.




Significa espiritualmente este pasaje, que por la Palabra viva de Dios, vivificada por el Espíritu cuando leemos y meditamos en ella, Dios nos sustentará. Y desde Querib, llenos de la Palabra viva, nos llevará a ser la respuesta a la aflicción de aquellos que no conocen a su Dios como un Dios Vivo y siempre presente.




Es importante resaltar que así como Elías cultivaba una vida sostenida de comunión diaria con Dios, una vida generosa en la oración; nosotros debemos también edificar una vida semejante. Elías cosechó, en los días de crisis, la siembra diaria de oración.




Aquí podemos empezar a vislumbrar cómo Dios tiene cuidado de aquellos que le honran. Elías honraba a Dios con su vida. Él se había puesto en las manos de Dios, desde el primer momento en que Él se le manifestó en su vida.




Es bueno entender que en la medida en que construyo una vida de oración y comunión con Dios, en mi aposento secreto o recámara a puerta cerrada, donde solo sea Dios y yo; en esa medida, mi relación será tan estrecha que la amistad existente entre El y yo, hará que esté confiado en los días malos o días de crisis.




Elías no estaba sorprendido de que cada mañana su Amigo Dios, le servía el desayuno. Hacía que un cuervo silvestre, buscara lejos de la tierra de Israel, cruzara fronteras, para traerle, a tiempo, los alimentos a Elías.




Elías no adiestró al cuervo. Este obedecía las ordenes del Soberano Rey de toda la Creación:“Ve y sírvele la comida 2 veces al día a mi amigo Elías”.




Para asegurarte una amistad con Dios como Elías, debes hacerte amigo de Dios, de la única forma establecida por El. Te digo así, porque algunos piensan tener amistad con Dios, viviendo una vida apartada de El, andando en sus propios caminos y concupiscencias, y engañándose a sí mismos diciendo “soy amigo de Dios”.




Para ser amigo de Dios debes creer en tu corazón que Jesucristo es el Hijo de Dios, que murió por nuestros pecados y que por su sangre tenemos redención de nuestros pecados; confesar que El es Señor, para ser salvo, nacer de nuevo y recibir la potestad de ser hecho un hijito de Dios.




Hazlo así y estarás entre los amigos de Dios y en tiempos de crisis, verás como se manifiesta en ti como tu ayudador, quien te saca a lugar espacioso.




Bendiciones



 

jueves, 4 de octubre de 2012

LA IMPORTANCIA DE LAS PROFECÍAS HOY




LA IMPORTANCIA DE LAS PROFECÍAS EN LA VIDA DEL CREYENTE

 

Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

Acaban de informar hace poco que el gobernante de Turquía, está autorizado por el Congreso Nacional, de declararle la guerra a Siria. Todo parece indicar que estallará la guerra en los próximos días, lo cual nos acerca más y más al Retorno de Cristo.

 

Le animo a seguir las publicaciones del grupo Islam, el Azote de Dios, en Facebook, y entienda lo que está pasando y vaya preparándose como el Señor quiere.

 

He empezado a preparar el material para la Conferencia sobre las profecías de los tiempos del Fin, que junto con el pastor Tomás Portillo, estaremos dictando en un hotel de la localidad. En unos días les daremos los detalles.

 

Aprendamos algo nuevo sobre las profecías.

 

2Tm.3:15,16

 

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

 

  • No solo una o algunas partes de la Escritura es inspirada por Dios; toda ella lo es.
  • Tiene una utilidad bien definida.
  • Su utilidad beneficia solo a una persona: al hombre de Dios.

No dice a los hombres; dice al hombre de Dios en singular. Esto significa que toda la escritura que ha sido escrita en un período de 1, 600 años, fue escrita para beneficiar a un solo hombre.

Está escrito en la Escritura: “Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”

Y también:” El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo”

Otra Escritura dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”

Y otra más: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.”

Entendamos que el hombre de Dios a que se refiere la Escritura citada, es uno solo. Es el nuevo Adán, que es el hombre celestial. Este nuevo hombre es Cristo el Señor y el Señor Jesucristo, quien está en el cielo es la cabeza y nosotros somos el cuerpo.

Podemos ser muchos, pero somos Uno solo, un solo cuerpo con nuestra cabeza en el cielo y el cuerpo también, por que la Escritura dice que nosotros estamos en los lugares celestiales con Cristo.

Todo este post e incluso el blog está dirigido a ese hombre de Dios, al varón perfecto, para ayudarlo a crecer y esté irreprensible en el Retorno de Cristo en breve.

Las mujeres no deben preocuparse porque la misma Escritura que ha dicho lo anterior, también ha dicho: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”    

 

2P.1:19-21

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

 

  • Hemos visto que toda la Escritura es útil. Ahora veremos la importancia de las profecías que están en las Sagradas Escritura.

Existe poco interés en las profecías, principalmente las que señalan el fin de los tiempos o fin del mundo. Pero las mismas Escrituras nos exhortan a tenerlas como antorcha segura.

Ante la gente, las profecías son objeto de burlas y desprecio, porque a través de los años, se han levantado muchos falsos profetas que han querido interpretar las profecías sin la guía del Espíritu de Dios, provocando el descrédito de las profecías y de los osados “profetas”.

Pero las profecías siguen siendo, “más seguras”. Y esto es así, porque vienen de parte de Dios.

  • La Palabra de Dios nos dice que debemos estar atentos a ellas, que hacemos bien en estar atentos. Es necesario estar atentos.
  • El estar atentos se refiere a que ellas nos traen luz sobre eventos que han sido profetizados porque señalan alguna intervención divina dentro de su buen propósito. Nos ayudan a caminar en medio de la oscuridad de las sombras que nos rodean.
  • También es importante señalar que la profecía nos alumbra hasta que salga la luz del amanecer en nuestros corazones. ¿A qué se refiere?

Establece, que la Palabra profética que viene de parte de Dios para el Hombre de Dios, o para el que ha nacido de nuevo, lo alumbrará en su caminar, hasta que en su interior resplandezca la luz de Cristo. Porque Cristo es por sí solo el Lucero de la mañana.

Cuando Cristo amanece en nuestro corazón; esa luz personal en nuestro interior es suficiente para no tropezar y caer.

Cuando la luz de Cristo resplandece en nuestro interior, comprendemos en qué momento profético vivimos y somos inundados de su Paz, fortaleza, Seguridad, Fe para extendernos hacia adelante sin flaquear.

El caso del profeta Daniel, quien estuvo atento a las profecías sobre los 70 años que duraría la cautividad del pueblo de Israel y la destrucción de Jerusalem y del Santuario, llegado el tiempo, multiplicó sus oraciones y ruegos para que Dios se acordara de que había llegado el tiempo de restaura a su pueblo y el Santuario.

Estar atentos a las profecías nos lleva a multiplicar la oración; y Cristo se nos manifiesta, su luz amanece en nuestros corazones, y nos trae visitación y provisión a nuestra alma para que estemos fortalecidos. Nos trae entendimiento de su Palabra.

La profecía mueve la mano de Dios.

 

1Ts.5:20,21

 

“No menospreciéis las profecías.
Examinadlo todo; retened lo bueno.”

 

  • Esta es una exhortación a no menospreciar las profecías. Hay que darle el lugar que deben tener. Hay un gran propósito encerrado en ellas.
  • Hay que examinar las profecías y retener de ellas lo bueno.

 

2P.3:13-16  

 

“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,
esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.


Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.

 

Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito,
casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.


 

Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.”

 

  • El énfasis aquí es: si sabemos lo que encierran las profecías y lo que dicen sobre las cosas que vendrán sobre el mundo, debemos procurar diligentemente ser hallados irreprensibles cuando Cristo venga.
  • Las profecías deben producir una vida más apegada y cercana a Dios, y la llenura del Espíritu Santo, única manera de vivir sin mancha e irreprensibles.
  • Deben ayudarnos a ser vigilantes de nosotros mismos, para no ser arrastrados por errores de doctrinas, que nos hacen caer de nuestra firmeza.
  • La Escritura enseña que en los últimos tiempos habrá mucho error de doctrina. Estar atentos a las profecías debe ayudarnos a afirmarnos en Cristo. Deben llevarnos a la oración profunda como Daniel; y ahí el Lucero de la mañana resplandecerá en nuestro interior.
  • Por último, la profecía nos ayuda a crecer en la gracia y en el conocimiento de Cristo.

martes, 2 de octubre de 2012


Por: Dr. Emmanuel Garcia Moreno



OBTÉN TU CASA HERMOSA SIN COSTO PARA TI

 

Hoy puedes cambiar tu casa estrecha o inapropiada para ti, por una Casa Hermosa, amplísima, bien ubicada, libre de la acción de los maleantes, asaltadores, homicidas o malos vecinos.

Esto no es una propaganda engañosa. Podrá demandarme si le estoy mintiendo sobre este asunto.

 

Ud y su familia se podrá mudar hoy mismo si Ud decide aceptar los términos del contrato:

  • Es gratis
  • No paga impuestos
  • Construida con los materiales más costosos existentes.
  • indestructible
  • Iluminación y energía permanente y sin costo
  • Ubicación privilegiada
  • Seguridad y paz garantizada
  • Para mudarse solo tiene que aceptarla y lo hará de inmediato

 

Es distintivo del hombre o del ser humano en general, que su vivienda sea un reflejo de sus sueños hechos realidad. En la medida que vamos progresando en  la vida, vamos adquiriendo casas para la familia, o para el individuo si es soltero, que van llenando nuestro corazón de satisfacción, porque es un logro alcanzado por nuestros esfuerzos. Atrás van quedando las casas estrechas.

 

Fuera de los castillos que todavía hay en el mundo, exclusivos para la elite del mundo, como los de las familias reales de algunos países o de la realeza, incluso de potentados orientales que obtienen ingresos desorbitantes explotando los  recursos naturales de sus países;  Existen casas  hermosísimas, amplias y majestuosas, ubicadas en barriadas exclusivas en donde ya dejan de ser casas y pasan a ser mansiones.

 

Bajando por la escala social, encontramos viviendas espaciosas, de construcción exquisita, con los mejores materiales que haya en el mercado, que acogen a aquellos que han tenido gran éxito en la vida y se rodean con todas las comodidades que les puede proporcionar su cuenta bancaria, alimentada por ingresos sustanciosos.

 

Cuando uno pasa por alguna barriada, generalmente observa las casas que la componen y por lo general hay cierta regularidad en el diseño y tamaño de las viviendas en el sector. Cuando encuentra alguna casa fuera de lo común, más grande, más hermosa, de inmediato el pensamiento automático de: “aquí vive una persona con mayor ingreso que los demás.” La casa es el reflejo del status social de quien la habita.

 

La mayoría de las viviendas se encuentran en el rango de aquellos que trabajan duro todo el día, ya sea de forma independiente o como asalariados. Son casas de las clases medias. Sus residencias no son lo que quisieran, pero llenan los requisitos mínimos para estar confortables aunque un poco estrechos. Es en este rango en donde se sueña mucho con un golpe de suerte a través de un premio de la lotería o la herencia de algún familiar desconocido.

 

De este nivel hacia abajo, las condiciones de las viviendas, apenas dan para ofrecer satisfacción.      

 

En muchos lugares del mundo hay un porcentaje de la población que carece de viviendas dignas del ser humano. Digo dignas, porque el Hombre se adapta a cualquier situación, y va ocupando el espacio que haya a su mano para poder pasar la noche él o con su familia.

 

Son viviendas que en vez de atraer a los que habitan en ellas; lo que hacen es expulsarlas de su interior. Son viviendas hostiles para la vida. Son moradas de la desgracia y del sufrimiento. A este tipo de viviendas se les conoce como casas de las “favelas”,  casas del “gueto”  o casas de “miseria” y otras veces como casas del “sufrimiento”.

Por lo general las personas que las habitan, son las desheredadas del mundo. Hay incluso aquellos que viven a la intemperie y pasan la noche debajo de un puente, en una casa condenada a ser demolida, en un callejón estrecho, etc. lo que demuestra la creatividad del hombre cuando de necesidades básicas se trata.

 

Estas últimas viviendas lo que producen dentro de ellas es la delincuencia, la marginalización, los parias de la sociedad, que por lo general proveen a las prisiones de inquilinos. Son casas productoras de violencia y maldad, podríamos decir, productoras de muerte a gran escala.

 

Traigo a colación este tema porque hoy quiero compartirles un pasaje de las Escrituras que nos habla de una gran Casa. No sé si llamarla Mansión o Castillo; pero es tan grande, espaciosa, con la mejor vista que uno se pueda imaginar, construida de los materiales más caros que uno puede imaginar. Tan grande es esa ciudad, que tiene el nombre de ciudad. Pero es una casa o morada para ser habitada por todo aquel que quiera hacerlo.

 

Es una casa o ciudad con una seguridad extrema. Ahí no entrará el ladrón, nunca se dará un robo, lo cual proporciona Paz y tranquilidad. En ella “no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; no se hallará en ella  a los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos.”

 

 Es una ciudad enorme, que sus habitaciones son por millares de millones. Realmente llamarla casa, en nuestro entorno mental, se queda chica; mejor llamarla ciudad; porque es una ciudad habitación.

 

Comparándola con nuestras casas y ciudades nos deja atónitos ante tanta hermosura, esplendor, riqueza, grandeza y majestad. Todos nuestros sueños de tener una residencia grande y lujosa, quedan microscópicos ante semejante visión.

 

Pensaría uno en lo profundo de su ser: ¡qué no daría yo para vivir en un lugar como ese!

        

Pues, déjeme informarle que Ud. y toda su familia están invitados a mudarse a vivir hoy mismo en esa ciudad. Y no le estoy mintiendo ni tomándole el tiempo. Es una realidad al alcance de su mano; o, mejor decir, al alcance de su boca.

 

Lo bueno  de todo esto, es que si Ud. decide ser residente de esta gran ciudad, , desde ya puede ocuparla. Tiene una dimensión aproximada de 3.600 Kms2 x 3,600 Kms2, o sea, una largura aproximada de aquí a México, con igual dimensión de largo y de ancho.

 

Jesús cuando se refirió a ella, la mencionó en los siguientes términos: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.”

 

Estas Palabras se las dijo a sus discípulos y por intermedio de ellos nos ha hecho llegar a nosotros sus planes de ir a prepararnos un lugar en la Casa del Padre.

 

No se asuste. Hasta hace unos 3 días atrás, yo había entendido que se estaba refiriendo a cuando uno se muere, pero eso no es así. En aquella ocasión me hizo entender que las moradas que nos fue a preparar, son para que las ocupemos de inmediato. No tenemos que esperar a morir para ver si nos dejan entrar.

 

Hemos crecido con la enseñanza que San Pedro está allá con las llaves del Cielo, como guardián de la puerta de entrada y uno tiene que esperar su turno para que San Pedro examine nuestras obras a ver si tenemos el mérito suficiente para entrar.

 

Pero Cristo Jesús nos enseña otra cosa y es preferible creerle a El. Veamos lo que nos enseña Jesús.

 

Primer engaño que deshace: la puerta de entrada no está en los cielos sino aquí en la tierra. La puerta se llama Cristo Jesús, el Hijo de Dios. El dijo: “De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas…Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”

 

Alguno pensará: pero si Cristo es la puerta; y El esta en el cielo; entonces la puerta está en el Cielo. Pero El no ha dicho que tenemos que atravesar su cuerpo para entrar. Lo que El ha dicho es  si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

 

Asegura que se iría, prepararía nuestro lugar, volvería otra vez a nosotros, nos tomaría a sí mismo, para estar con El en donde El está.

 

Segundo engaño que destruye:  tampoco se está refiriendo a su segunda venida al final de los tiempos.

 

¿A qué se refiere?

 

Se lo voy a resumir, porque gran parte del Nuevo Testamento enseña sobre esto. En el mismo pasaje que estamos considerando en Juan 14, nos da la respuesta.

 

Era conveniente que Cristo subiera a los cielos, porque entonces podría enviarnos al otro Consolador o al Espíritu Santo, quien nos trae la Presencia de Cristo y del Padre a nuestros corazones, haciendo que nazcamos para el Reino de Dios e introducirnos en la Casa de Dios en los cielos, porque al creer en Cristo Jesús como Hijo de Dios, Salvador nuestro y Señor de nuestras vidas; Dios nos da una partida de nacimiento como hijos de Dios, con todos los derechos de habitar aquellos aposentos que Cristo ha preparado para nosotros.

 

Dice la Escritura “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”

 

El texto dice, “nos hizo sentar en los lugares celestiales juntamente con Cristo”. Habla en tiempo pasado. Utiliza una expresión de Autoridad: “Dios…nos hizo sentar”

 

De esta forma se cumple lo que dijo Jesús: “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Cristo no miente.

 

Esta gran ciudad, es una de las cosas maravillosas que Dios Padre ha preparado para todos los que son objeto de su amor. Cuando Dios entregó a su Hijo para que muriera en la cruz en nuestro lugar, estaba haciendo posible que nosotros, quienes jamás pudiéramos soñar con entrar en todas esa riquezas, pudiéramos entrar sin esfuerzo alguno de parte nuestra, ni dando nada a cambio.

 Además de darnos libre acceso a la posesión que nos corresponde; nos da Vida, y no vida perecible y miserable; nos da Vida Eterna.

 La obra de Cristo en la cruz es perfecta. El lo hizo todo por nosotros para que pudiéramos alcanzar y recibir esta herencia maravillosa.

 A estas moradas podemos y debemos entrar a diario y a todo momento que queramos como lo afirma el autor del libro a los Hebreos: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Refiriéndose  a entrar con confianza a la misma Presencia de Dios Padre, mediante la oración en Nombre de Jesucristo.

 Cuando oramos en Nombre de Jesucristo, lo hacemos porque hemos creído en El como Hijo de Dios y como Señor nuestro; porque  hemos creído con el corazón y confesado con la boca que El es Señor.    

 Al aceptar a Cristo en nuestros corazones, recibimos Vida, habitación en la Casa de Dios, acceso como VIP por la única puerta de entrada, lugar en los puestos de mayor honor y honra, acceso ilimitado a la Presencia de Dios Padre y la certeza de que atenderá nuestras peticiones y la presencia continua del Consolador o el Espíritu Santo, quien nos ayuda en todas nuestras necesidades.

No permitas que ningún pensamiento te detenga al acudir a Cristo. Ven a El sin demora y tomará tu pobre vida y la enriquecerá.

lunes, 1 de octubre de 2012

LA SIMIENTE DE DIOS




CRISTO HA DE MANIFESTARSE EN MI

Por: Dr. Emmanuel García Moreno

Juan: 14:16-23

 

¿Cuántos no queremos hoy que Cristo se manifieste?

 

Estamos tan urgidos en nuestros días de la Presencia de Cristo, que haríamos cualquier cosa con tal de ser testigos de la manifestación de Cristo.

 

Hoy compartiremos de otro de los Nombres de Dios en su revelación en Cristo.

 

Quiero que note lo siguiente: en el Nuevo Testamento no hay ninguna referencia a Dios como Jehová; sin embargo, hay tal cantidad de Nombres Nuevos de El, como el del  Pan que bajó del Cielo.

 

Si amados, cuando Cristo dice: Yo soy el Pan que bajó del cielo, se está declarando en su Nombre del que nos alimenta con su Vida. El es Dios que nos alimenta consigo mismo. El es nuestro Pan de cada día.

 

Cuando Ud. lea y medite la Palabra de Dios; tome un cuaderno y vaya notando los diversos nombres de Dios que aparecen en el Nuevo Testamento, y entenderá lo que Dios en Cristo, quiere manifestarse y darse a conocer en nosotros.

 

Por eso dice la Escritura en la carta a los Romanos 3: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”

 

Pablo oraba “para que habite Cristo por la fe en nuestros corazones….ser fortalecidos con poder…”; lo cual debe llamarnos poderosamente el sentido de esta oración del apóstol.

 

Puedo entender, y te invito a que lo entiendas conmigo, que Pablo le está hablando a cristianos, que  han recibido a Cristo en sus corazones, pero lo encontramos aquí orando para que Cristo habite en los corazones de los cristianos. ¿Qué significa esto?

 

Primero, significa que debemos orar por nosotros mismos y por nuestros hermanos y por nuestros hijos espirituales, esto es, por aquellos que hemos traído a los pies de Cristo, para que Cristo sea formado en sus corazones.

 

Cuando recibimos a Cristo en el corazón por la confesión de fe, por el Espíritu, al recibir esa Palabra de fe, estamos recibiendo la semilla de Cristo en nuestro interior, en el corazón.

 

¿Recuerdan la parábola del sembrador?

 

La semilla es la Palabra que fue sembrada en nuestros corazones; fue la semilla de Cristo. Concebimos a Cristo en nuestros corazones, porque el Padre nos fecundiza con la Simiente Santa.

 

Así como cuando la Virgen María, concibió a Jesús en su vientre por  la Palabra anunciada por el Arcángel Gabriel el día de la Visitación, y por el poder Espíritu Santo que la cubrió; de igual forma sucede con todo aquel que recibe la Visitación del Padre, quien por su Espíritu, nos fecunda con la Su Semilla que es Cristo.

 

María concibió a Jesús hombre en su cuerpo carnal; nosotros concebimos a Cristo el Hijo de Dios en nuestro espíritu. Por esa causa recibimos Vida; recibimos todo lo que Cristo es, recibimos la plenitud de Dios, pero esta Vida tiene que desarrollarse dentro de nuestros corazones. Por esto es que Pablo oraba.

 

Pero en muchos de nosotros, Cristo todavía es un bebé, o un niñito, o un adolescente. Por ello Pablo dice: “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;

pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.”

 

Dios quiere que comamos comida sólida como adultos en Cristo, significando que ya Cristo se ha desarrollado en nosotros, a una altura de adulto.

 

La semilla, esto es, la Palabra, o sea, Cristo; que ha sido plantada o fecundada  en nuestro corazón debe germinar o nacer. Cristo debe nacer en nuestro corazón y desarrollarse por medio de la oración y la Palabra. El crecimiento lo dará Dios por medio de su Espíritu.

¿Podemos imaginarnos lo que será nuestra vida cuando Cristo, el Hijo de Dios, el Varón Perfecto esté en nuestro interior?....”hasta que todos lleguemos a la estatura de un varón perfecto.”.

 

Dios quiere que todos tengamos Su Semilla Santa, esto es Cristo, en nuestros corazones.   ¿Ya recibiste la fecundación de Dios? ¿Ya recibiste a Cristo en el corazón?

 

Abre tu corazón y confiesa a Cristo como Hijo de Dios, Señor y Salvador; y, Cristo nacerá en tu interior. Tendrás Su Vida en ti y te conducirá a la Presencia del Padre cada día.

 

El Espíritu es nuestro Ayudador, nuestro Consolador.

 

Veamos el pasaje de hoy:

 

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.”

 

El Espíritu Santo viene a cada una nuestras vidas como la respuesta a la oración de Cristo al Padre. Viene a cumplir un encargo de parte de Cristo: traer la Presencia del Padre y del Hijo a nuestros corazones.

 

Ahora es cuando el Dios Eterno, quien en Cristo se nos ha revelado como Padre y como Hijo; hace morada en nuestros corazones. Esto es importante entenderlo, creerlo y aceptarlo, para que Cristo se pueda manifestar en nosotros y por medio de nosotros.

 

El Espíritu Santo, como Consolador, viene y hace morada en nosotros, habita en nosotros, pero no está solo; trae la Presencia del Padre y del Hijo. Cristo manifestaba: “Yo y el Padre Uno somos”, “el que me ha visto; ha visto al Padre” “el Padre que mora en mí, El es quien hace las obras que yo hago”.

 

La Presencia del Padre en Cristo, producía las obras de Cristo, las cuales hasta ahora nos maravillan. La Presencia del Padre y Cristo en nuestros corazones, deben producir las mismas obras que hacía Cristo: “las obras que yo hago; vosotros las haréis también y mayores las haréis”

 

La Presencia de Dios en la Tierra durante el período del  Antiguo Testamento estaba confinada al Templo en Jerusalén. Antes de la construcción del Templo por Salomón; Dios habitaba en el Tabernáculo de reunión y se manifestaba en el lugar Santísimo.

 

Ahora ese templo ya no existe, y en Cristo la Presencia de Dios está en cada corazón que ha creído en el Hijo de Dios y lo ha recibido en su corazón. Así como Dios se manifestaba en el Tabernáculo o en el Templo en Jerusalén; hoy quiere manifestarse en la vida de cada uno de los que invocamos el Nombre de Jesucristo en nuestras vidas.

 

Así como El anduvo en los días de su ministerio terrenal, haciéndole bien a todo el pueblo, a los necesitados de salud, liberación, aceptación, ver, oir, caminar y tantas otras cosas extraordinarios que hizo; asimismo quiere seguir haciendo, pero ahora por intermedio nuestro.

 

Oro a mi Señor cada día. Para que su Presencia esté en mí, como  estuvo en Pablo, en Pedro, en Juan, en Esteban, en fin, como  estuvo en Cristo. Quiero Conocerle en todo su esplendor, quiero ver su gloria en mí. Quiero que Cristo habite en mí por la fe. Quiero no vivir más y que Cristo viva en mí, para poder proclamar como Pablo: “Ya no vivo yo; mas vice Cristo en mí”.

 

Oro a mi Dios para  ser lleno de toda la plenitud de Dios, y, asimismo oro para que todos ustedes también lo sean, porque es Cristo en nosotros la esperanza de gloria.


 

Lo que tenía y lo que tengo, quiero considerarlo basura, a fin de alcanzar a Cristo, la plenitud que lo llena todo en todo. Quiero crecer a la estatura de varón perfecto, a fin de comprender la inmensidad del Amor de Dio que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

 

Cristo es la Semilla proclamada por Dios a la serpiente antigua: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la Simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.


 

Es la Simiente prometida a Abraham: “En tu Simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.”

 

Jesucristo es el Mesías anunciado, la Simiente Santa que nos fue dada para llevar mucho fruto para Dios. Tanto judíos como no judíos tenemos acceso a esta Simiente mediante la fe.