jueves, 8 de noviembre de 2012

TIEMPO DE DESPERTAR

Por: Dr. Emmanuel García Moreno


“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.


Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.


Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; más las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.


Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.


Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!


Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.


Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.


Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.


Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.


Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!


Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.


Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”




La Palabra de hoy es un llamado del Espíritu a estar preparados para el Regreso de nuestro Señor Jesucristo y del Arrebatamiento de la Iglesia.




Recuerdo hace 36 años cuando recién empecé en el camino de Cristo el mensaje de la Segunda Venida de Cristo y del Rapto, era el diario vivir en las iglesias. Desde los púlpitos se exhortaba a la iglesia a buscar cada día la Presencia de Dios, porque en cualquier momento aparecería el Hijo de Dios en los Cielos y levantaría a su iglesia y así estar con El por los siglos de los siglos.




Era un mensaje poderosísimo, que alegraba el alma y a la vez provocaba un intenso fervor por la Palabra y por congregarse. También nos llevaba a anunciar a otros el Retorno del Señor, alentándoles a arrepentirse y a enderezar sus caminos delante de Dios.


Ese fue el tiempo del crecimiento vertiginoso de varias de las iglesias que hoy en día son pilares de la verdad y del Evangelio en mi país Panamá.




Esta Palabra de las diez vírgenes la llevábamos grabada con el fuego del Espíritu en nuestros corazones. Buscábamos, a cualquier precio, ser considerados dignos de estar entre los contados como prudentes.




Participábamos en vigilias constantes, en retiros espirituales en cualquier oportunidad de días feriados, en ayunos o jornadas de oración a las cuales éramos convocados como iglesia o congregación.




Realmente en aquellos días, el anuncio del Retorno de Cristo y del Rapto de la Iglesia, eran doctrinas o verdades bíblicas irrefutables y vividas ardientemente en los corazones, como la Esperanza bendita en la cual participar en cualquier momento.




Vivíamos en esos años, lo que el Señor Jesús enseñó hace cientos de años. Tomamos nuestras lámparas y salimos entusiasmados a recibir al esposo.




Los pastores, predicadores, maestros de la Palabra, evangelistas y todo aquél que se paraba en un púlpito, y aún en las calles y autobuses, predicaban esta gran verdad. Los que habíamos creído en el evangelio nos preparábamos para recibirlo.




Sabíamos y entendíamos por las enseñanzas que nos impartían, que nuestras vestiduras deberían ser las vestiduras de bodas, vestiduras blancas, lavados nuestros pecados en la sangre del Cordero y de una vida consagrada al Señor, adornados con obras de Justicia.




No era extraño ver a hombres, mujeres y niños con sus biblias debajo del brazo, o leyéndola en las paradas de los buses o en las mesas de los restaurantes. Cada quien tenía su lámpara a su alcance, nutriéndose de la Palabra.




Aquí es bueno señalar que entiendo que cuando el Señor señala en esta parábola que las diez vírgenes tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo, se está refiriendo a que cada creyente debe salir a recibirle, nutrido de la Palabra que nos habla acerca de su Retorno.






Dice el salmo 119: “lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.




Y Proverbio 6: “porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
y camino de vida las reprensiones que te instruyen”




Las enseñanzas de Jesús deben ser tomadas en cuenta y buscar entenderlas en toda su profundidad, porque El nos da Palabras de Vida Eterna.




Cuando el Señor enseñó esta parábola, se estaba refiriendo al tiempo de su regreso o al tiempo postrero. Serían días caracterizados por una serie de eventos, acontecimientos y hechos, sobre los cuales Cristo nos llamó la atención, llamándolos de señales.




Sobre todo, manifestó que en aquellos días, de su Retorno, serían días de oscuridad. Manifestó que dentro de las señales que se cumplirían antes de su Retorno, estaba el engaño religioso.




Por ello, estoy convencido que El hace referencia a tener las lámparas en nuestras manos. Si El estuviera pensando en que el día de su Retorno y encuentro con su Iglesia, sería un día de claridad espiritual. Un día en que la iglesia iba a estar encendida en la Palabra y que sería como un día resplandeciente, en el cual todos estaríamos claros y entendidos sobre su Regreso; no utilizaría esta parábola de las vírgenes con sus lámparas.




Pero sí nos llamó la atención de que en aquellos días, serían días de oscuridad doctrinal. Por ello la importancia de estar enseñados en su Palabra. Ud y yo debemos escudriñar muy bien la Palabra de Dios, nuestra lámpara, para estar claros sobre lo que nos espera y estar preparados para ese día.




Hoy en día muy poco se enseña sobre el Retorno de Cristo y del Encuentro de su Iglesia con El. Pareciera que los cuarenta años pasados, se llevaron la doctrina de su pronto Retorno y de nuestro encuentro con El en las nubes del cielo durante el Arrebatamiento.




Esta doctrina ha sido abandonada desde el púlpito. Hoy la mayoría de los creyentes no están muy claros en cuánto a esta bendita Esperanza. Incluso la doctrina del Arrebatamiento ha ido cayendo en el olvido y hasta se mira con extrañeza cuando uno predica o enseña sobre esta verdad.




Hoy en día se le enseña a los creyentes a confesar positivamente y a no hablar cosas negativas, incluyendo los días de juicio que han de venir sobre la tierra. Hoy se les enseña a los creyentes que la iglesia no verá ni aflicción ni sufrimiento, que seremos Arrebatados antes de que las tinieblas invadan la tierra.




Incluso, se ha empezado a redoblar las enseñanzas que afirman que esto del Arrebatamiento de la Iglesia, no va a ocurrir como un evento aislado del día que Cristo pose sus pies en el Monte de los Olivos. Hay hermanos en la fe, quienes se están burlando de aquellos que creemos en el Arrebatamiento de la iglesia, antes de la Gran Tribulación que se ha de desatar sobre la humanidad.




Amados hermanos y hermanas. Hace ya mucho tiempo atrás, el Espíritu del Señor, me viene inquietando sobre esta Verdad de Cristo. Los tiempos se han cumplido y la oscuridad y tinieblas se han derramado sobre el mundo. Poco a poco las sombras de la noche de los tiempos avanzan rápidamente y la iglesia está desprevenida.




Al levantar la cabeza y examinar lo que se le enseña a la Iglesia hoy día, produce dolor en mi corazón, porque percibo que hay una mezcla de enseñanzas extrañas al Evangelio de Cristo, dado una vez por medio de los apóstoles y del mismo Señor Jesús.




Por ello esta Palabra de las diez vírgenes, tiene gran significado en este tiempo.




El llamado de Cristo, es que en este tiempo, debemos apegarnos a su Palabra, su invariable Palabra que permanece en los Cielos por siempre. Su Palabra no adulterada.




Su Palabra debe ser la luz que nos ilumine en estos tiempos de confusión doctrinal. Desde los púlpitos se están enseñando doctrinas extrañas al Evangelio. Son enseñanzas muy llamativas, bellas, deslumbrantes, hermosas, son palabras altisonantes, que tienen apariencia de piedad, pero niegan su eficacia.




Cada creyente debe tener la Palabra de Dios a su alcance y escudriñar los caminos por donde lo están llevando. Sus pasos deben ser guiados por el Buen Pastor por sendas de Justicia por amor a su Nombre.




Les llamo la atención, que en esta parábola, Cristo hace mención de las lámparas de las vírgenes y también del aceite para mantenerlas encendidas.




No hay que decir mucho para establecer que el aceite es figura del Espíritu Santo.




Note que las diez vírgenes, tenían aceite en sus lámparas. Ellas encendieron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. Todas tenían la provisión de aceite para iniciar la vigilia de la espera.




Note que hay dos salidas a recibir al esposo. En la primera, las diez salieron creyendo que ese era el tiempo de su llegada. ¿Se apresuraron estas vírgenes?




Creo que no.




Entiendo que la revelación de Dios de los tesoros de su Palabra se da poco a poco. Las diez vírgenes tenían el conocimiento del Retorno de su Amado, pero no tenían muy claro en qué momento de la noche llegaría.




Por ello, salieron entusiasmadas al inicio de la oscuridad, pensando en que esa era la hora. ¿Cuántas veces una doctrina mal comprendida no provoca apresuramientos en los creyentes y posteriormente descuidos?




En la medida en que avanzamos en los tiempos postreros, nuestro Dios irá dándonos más luz sobre los tiempos en que vivimos. Nosotros debemos estar atentos y dispuestos a ser enseñados por el Espíritu. Para ello debemos estar llenos del Espíritu desde ahora, porque será nuestro guía en los tiempos de mayor oscuridad.






Esto para mí, significa que todas las iglesias que son en Cristo en nuestros días, o sea, que tienen la doctrina de su Retorno, tienen la provisión del Espíritu para recibir a Cristo, pero en la medida en que su Retorno se demora y la oscuridad y tinieblas se hacen más densas; en algunos, el fervor en Cristo, el ardor del Espíritu, la Presencia del Espíritu se va apagando.




Quiero manifestarles, que lo que el Espíritu me indica, es que para este tiempo, en la medida en que vayamos entrando más y más en la densidad de la oscuridad, el amor de muchos se enfriará, apagando el Espíritu.




Tanto la iglesia llena del espíritu como la que tiene poca provisión del Espíritu, cabecearán por la demora y por la pesadez de la hora que vamos a vivir, la iglesia del Señor entrará en un sopor espiritual, propio de los tiempos que nos han tocado; pero llegado el momento del Arrebatamiento, cuando se proclame en las calles y en los púlpitos la sana doctrina de su Retorno y del Rapto; aquellos creyentes que supieron aprovisionarse de la llenura del Espíritu Santo en sus vidas; éstos entrarán con El a sus Aposentos, para ser guardados del día malo.




Quiero que note que las diez vírgenes escucharon el clamor, escucharon el anuncio de: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Pero solo cinco estaban preparadas.




Los creyentes llenos del Espíritu Santo y con la Palabra de Dios como guía, serán quienes alcanzarán ese momento de ser levantados para recibir al esposo.




Habrá creyentes, que teniendo la Palabra, pero no el Espíritu, quienes escucharon del Retorno y del Arrebatamiento pero no se prepararon para ese momento, porque no creyeron en su corazón y no dieron cabida a la Voz del Espíritu, que se quedarán el día del Rapto.




Estos hermanos, sin aceite en sus lámparas, sin el Espíritu en sus vidas, tendrán que enfrentar las noches más oscuras de la humanidad, pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo.




Hoy es tiempo todavía de llenarnos del Espíritu, de escudriñar la Palabra de Dios y ser enseñados por el Espíritu, para prepararnos para los días que vendrán.




Ese será el momento del encuentro con El. Es el momento del Arrebatamiento. El viene exclusivamente por su Esposa. El no viene en este momento a guerrear ni a vencer a ningún enemigo como muchos enseñan. El viene a buscar a su Novia. Viene como ladrón en la noche a levantar a su iglesia, para que esté con El en todo lugar donde El esté y guardarla del día de prueba, oscuridad y tinieblas que vendrán sobre la tierra.






Entendiendo oscuridad, como la proliferación de la maldad en la sociedad en que vivimos, proliferación de falsas enseñanzas, aumento de mega eventos catastróficos naturales y estallidos de guerras devastadoras. Vendrán crisis económicas enormes, que harán difícil sobrellevar el día a día.




Se les dice a los creyentes: “tranquilos, cuando esto se ponga feo….si es que se pone feo…nosotros no estaremos aquí”




Estoy convencido que la iglesia del Señor, Ud y yo, pasaremos por estas vicisitudes antes de que a la medianoche se oiga el clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!




Enfatizo: la iglesia del Señor experimentará parte de la oscuridad, pero cuando la oscuridad se vaya haciendo tinieblas; entonces seremos Arrebatados en las nubes para estar con el Señor.




¡Sí!




Esta es la Palabra que el Espíritu me mueve a compartir con la iglesia hoy.




Se acercan tiempos difíciles, tiempos identificados como de tribulación.


Tiempos en que nosotros somos llamados a buscar el Rostro del Señor y estar cobijados en El, protegidos bajos sus alas, morando bajo la sombra del Omnipotente.


Tiempos en que hemos de estar sostenidos por su Palabra y por su Espíritu. Tiempos en que le conoceremos como nuestro Ayudador, nuestro Refugio, nuestra Fortaleza, nuestra Luz y Salvación, nuestro Castillo y Torre Fuerte.




Tiempos en que el Resplandor de su gloria será vista sobre nuestras vidas. Tiempos en los cuales daremos testimonio de su Gracia y Salvación en Cristo. Tiempos en que anunciaremos sin temor su Nombre, para que todos aquellos que escuchen, crean e invoquen su Nombre sean salvos.




Será el tiempo final de los gentiles antes de que El venga por su Novia. Cuando el tiempo de los gentiles se haya acabado, entonces seremos levantados en las nubes a nuestro encuentro con El.






Oro a mi Señor y Dios, que levante en este tiempo, las voces que claman: ¡Aquí viene el Esposo! Orando también para que seamos contados Ud y yo entre los bienaventurados que mantienen su lámpara encendida y suficientemente llenas del Espíritu, para que no nos falte y poder levantarnos ese día al encuentro del Señor.




En el libro de Levítico 24 se le enseña a los hijos de Israel, que deben proveer aceite suficiente para que las lámparas del Santuario estuviesen encendidas continuamente. Este mandato apuntaba hacia la necesidad de mantener la provisión de la Palabra y del Espíritu de Dios todos los días de la vida del creyente, como un requisito fundamental.




Si bien el Espíritu nos lo da Dios; nosotros somos responsables de mantenerlo encendido en nuestros corazones, no apagándolo. Manteniéndonos llenos del Espíritu en todo momento. Orando en todo momento, dando gracias a Dios en nuestros corazones, hablando entre nosotros con himnos, cantos y acciones de gracia.




Efesios 5 dice:


“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”




También en el capítulo 4:


“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.



Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”




¿Sabe Ud?




Muy poco escucho hablar desde los pulpitos acerca de este Evangelio de la vida sujeta al Espíritu y la forma en que debemos vivir para mantenernos llenos del Espíritu de Dios.




El púlpito se ocupa hoy más para que los creyentes hagan pactos con Dios con el fin de obtener sus Promesas, está más dedicado a instruir en como hablar positivamente, declarando las promesas de Dios para obtener satisfacciones personales, está hoy muy ocupado en guiar a los creyentes a buscar y obtener las riquezas de este mundo; que en ser llenos del Espíritu de Dios y estar preparados para recibir al Señor.




Si Ud nota, el recibimiento de Cristo, el esposo, no es un acto pasivo. La iglesia debe salir a recibirle.




La Palabra es clara. Dice salieron a recibirle. Significando que las vírgenes, esto es las iglesias o los creyentes, deben salir del lugar en el cual están ubicados de costumbre, salir de su zona cómoda.




Esto para mí, tiene el significado de que hay que salir del mundo, de las cosas naturales que nos ocupan como seres humanos.




El afán del día a día; las ocupaciones diarias y naturales, las cuales nos atrapan sin cesar, pueden hacer que no tengamos la voluntad, deseo, interés o prioridad de salir al encuentro del Esposo.




Esta exhortación a salir a recibirle, riñe con lo que escucho hoy en las enseñanzas y prédicas. Pareciera que se les enseña a los creyentes a estar muy solícitos en buscar las comodidades y tesoros de este mundo; de estar ocupados y entretenidos en la búsqueda de la satisfacción plena de sus necesidades y más allá de sus necesidades, hasta entrar en la opulencia del mundo, haciendo que la mirada de la iglesia se dirija hacia los bienes de este mundo que hay que obtener en el ejercicio de la fe.




Me preocupa sobremanera que los creyentes estén siendo guiados a entrar más en el mundo y olvidarse de que no somos del mundo, porque el mundo pasa y sus deseos, pero los que hacemos la voluntad de Dios permanecemos para siempre.




En la primera carta del apóstol Juan leo:


Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.



En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.



Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.



Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.”



Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.”




Amados hermanos y hermanas. Nosotros no somos del mundo. No permitamos que las cosas bellas, hermosas, deseables del mundo nos seduzcan a tal punto que seamos movidos de nuestra fe en Cristo. Mantengamos nuestros ojos puestos en el Autor y consumador de la fe, manteniendo nuestra esperanza sin fluctuaciones y sin sombra de variación.




Quiero tomar un espacio para hacerle llegar a mis hermanos que viven en USA y en Guatemala, mi solidaridad y oración al Señor para que los sostenga en esta hora de prueba que les ha tocado vivir. Seguro de que Dios no será escaso en Ayudarles y proveer para todas sus necesidades. Oro al Señor que vuestra fe no falte, por lo contrario, sean robustecidos en ella y experimenten la Fuerza del Señor. Que El levante sus cabezas y sea su gloria en este tiempo. Que el testimonio de vuestra fe sea conocido por muchos alrededor. Que se vean los milagros de Dios a favor vuestro.




Si Ud. vive en Panamá le invito a participar de la Conferencia sobre LA PROVISIÓN DE DIOS EN TIEMPOS DE CRISIS. Día 3 /12/12 de 6:00 a 9:30 pm. Hotel Panamá.


Será una oportunidad para conocernos y crecer en la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Estaremos compartiendo algunas verdades que el Señor nos ha dado para que seamos fortalecidos en la fe y estemos preparados para las cosas que vendrán sobre el mundo.


Será un tiempo de Visitación y de Unción en el Espíritu, para estar plenamente preparados para las obras a que hemos sido llamados a cumplir en este tiempo.




Bendiciones

domingo, 4 de noviembre de 2012


COMO UN ARBOL FRONDOSO II

 

Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

“Seré como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que doy mi fruto en su tiempo, Y mi hoja no cae; Y todo lo que hago, prosperará.”

Sal.1:3 (VPAPF)*

 

Ayer traté de colgar el post pero por alguna razón técnica no pude, por lo cual les pido disculpas. Hoy deben aparecer las dos partes para su lectura. Espero terminar la segunda antes de las 7:30 AM.

 

Resumiendo lo expuesto, cuando Dios Padre nos mira, ve la nueva criatura en que nos hemos transformado. El hombre viejo no aparece ante sus ojos, por lo cual Ud y yo podemos aceptar que somos bienaventurados porque no anduvimos  en consejo de malos, Ni estuvimos en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores nos hemos sentado.

 

Cuando el Señor mira nuestro pasado, solo ve la cruz, en donde está crucificado Cristo y nosotros juntamente con El. Por eso ninguna condenación hay sobre nosotros, porque así como morimos con Cristo en la cruz; también resucitamos con El cuando el Padre le levantó de entre los muertos.

 

La nueva criatura que somos ahora en Cristo, guiada por el Espíritu de Cristo que habita en nuestros corazones, es conducida por el Camino de Vida. La semilla que fue plantada en nuestros corazones, esto es la Palabra de Dios, crecerá día tras día, nutrida de la Palabra y del Espíritu.

 

Ahora Cristo habita en nuestros corazones y debe ir creciendo esta Presencia en nosotros. Por eso la Escritura declara que debemos desear la leche espiritual no adulterada para que Cristo crezca en nosotros.

 


“Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.”

Y también dice en Colosenses:

“Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro;
 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.


Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas.


Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.


Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobre-edificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

 

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.


Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.


En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

 

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.


Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.


Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.”

 

Y más aún en Efesios:

 

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del  ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”

 

Por eso el salmista afirma que este varón bienaventurado, esta nueva criatura en Cristo, no anduvo en consejo de malos.

 

La nueva criatura se nutre de la Palabra de Dios, y por ella crece y crece hasta llegar a la estatura del varón perfecto.

 

Nuestro caminar como nuevas criaturas en Cristo, no será por caminos de perdición; será por el Camino de la Vida, por sendas de Justicia, por amor a su Nombre. Por ello   

nuestro andar será por camino aprobado.

 

Camino en donde conoceremos su gloria a cada instante en nuestro diario vivir. Nuestros caminos ya no son caminos de pecadores.

El hombre natural que dejamos atrás cuando recibimos a Cristo; estaba rodeado de consejos extraños y diversos, pero eran perdición. Era el consejo de los malos. pero nuestro consejero ahora es el Dios de Israel.

 

Entendamos esto. Nuestro hombre viejo está clavado en la cruz. Ese hombre viejo o natural, no tenía la capacidad de escuchar y atender el consejo de Dios, porque era sordo, ciego y mudo para los asuntos del Reino de Dios.

 

Pero ahora en Cristo, como nuevas criaturas, sí tenemos la capacidad de oir la Voz de Dios que nos aconseja por el Camino en que debemos andar.

 

“….En la ley de Jehová está su delicia….”

Note que el salmista pasa del pasado al presente. Ahora habla del tiempo presente, del hoy, del ahora

 

Todos buscamos como seres humanos deleitarnos en algo. Es una necesidad humana. Buscamos aquello que produzca satisfacción al alma y al cuerpo. Esto es normal, por ello durante toda nuestra vida nos ocupamos de ello de día y de noche; en soledad o acompañados.

 

La búsqueda del deleite gobierna nuestras vidas desde pequeños. Aún en el vientre materno estamos envueltos en el mayor de los deleites terrenales: flotamos de satisfacción, sin llanto ni dolor, sin hambre ni sed, todas nuestras  necesidades están satisfechas.

 

Durante nuestra existencia terrenal nos extendemos a buscar el mayor deleite. Por eso estudiamos, trabajamos, robamos, mentimos, embaucamos, pedimos, nos endeudamos, etc.

 

Como personas naturales es normal y natural que nuestras delicias sean mundanas o terrenales; pero  cuando creemos en Cristo como Hijo de Dios y lo recibimos como nuestro Salvador y Señor, entonces somos nuevas criaturas y nuestro gusto cambia.

Como  nueva creación gustamos lo celestial lo de arriba. Desarrollamos un gusto por la Palabra y los dichos de Dios.

 

Recordar que la Palabra de Dios es Cristo y cuando dice que a la diestra de Dios hay delicias se está refiriendo a las delicias de Cristo, que satisfacen al  alma hambrienta y sedienta.

 

Dice el Salmos 16:11 “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.”

 

Claramente el Salmo se refiere a Cristo, el Verbo de Dios, la Palabra de Dios, la Ley de Dios, que está a su diestra en los cielos.

 

Cristo es nuestras delicias. De El tomamos gracia sobre gracia.

Salmos 36:8 ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.  Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.

Salmos 119:24: Pues tus testimonios son mis delicias
Y mis consejeros.

 

Estemos claros que cuando Dios dice delicias en El. Se está refiriendo a las delicias de Cristo para todo aquel que cree.

 

Cristo es nuestras delicias. El satisface plenamente nuestras almas. La plena satisfacción del hombre está en Cristo Jesús. Por eso, el hombre que en Cristo tiene sus delicias, es bienaventurado.

 

Cuando comprobamos que Cristo es nuestras delicias y gustamos del don celestial; no habrá lugar para desear otra cosa aparte de El.

 

“…Y en su ley medita de noche y de día…”

 

Meditar en su Palabra ocupará nuestros pensamientos.

 

Es como cuando la oveja rumia el pasto delicado, es saborear la Palabra y exprimir sus nutrientes, asimilándola y digiriéndola. Es irla moliendo en nuestra boca con la masticación, desmenuzándola, separándola, escudriñándola.

 

Debe ser una acción continua, permanente, ocupándonos en ello con perseverancia.

 

Esto requiere disciplinar nuestra mente, que es muy rebelde y desbocada, indócil y escurridiza.

 

Durante el día siempre habrá innumerables ocasiones para ocupar nuestra mente en una Palabra seleccionada para meditar en ella. Durante la noche, hay más tiempo y si nos despegamos de la tele o de  internet, tendremos tiempo suficiente para sacarle el jugo a la porción escogida.

 

Podemos meditar sobre lo que ya hayamos leído o recibido en alguna prédica o enseñanza<; o escoger una porción en el devocional de la mañana y hacerla nuestra perla escogida para ese día.

 

No debemos solo escoger las promesas; también las exhortaciones o las doctrinas o enseñanzas de la Palabra. Los proverbios son una cantera de piedras preciosas, igual los salmos.

 

Si Ud sabe utilizar la internet y bajar a su BB o celular la biblia electrónica, puede meditar en pasajes más extensos.

 

Meditar en la Palabra de Dios; es meditar en Cristo, es meternos en Cristo y permitir ser impregnados de Cristo. Nos hacemos Uno con El. Recibimos de su substancia, de su Esencia.

 

Cuando meditamos en Cristo, en la Palabra de Dios, nuestra mente estará ocupada en lo celestial, estaremos con la mira puesta en Cristo nuestra Vida. No habrá lugar en nosotros para otro tipo de pensamientos. De esta forma disciplinamos nuestra mente y nos vamos transformando por medio de la renovación de nuestro entendimiento.

 

“….Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas….”

 

Note ahora que introduce el futuro.

El pasado es haber dejado al hombre viejo crucificado juntamente con Cristo. El presente es meditar en Cristo, meditar en la palabra de Dios o en su Ley.  El futuro es una vida plena en Cristo.

 

Cuando nos ocupamos de meditar en la Palabra de Dios, esto es en Cristo, Dios nos garantiza que obtendremos una vida rebosante y agradable a El.  

 

Nos compara con árboles porque nacemos de una semilla. Nosotros hemos nacido de la simiente santa, de Cristo. De la Palabra. Somos plantío de Jehová, huerto y viña del Dios Altísimo.

 

En Isaías 5 Dios nos habla de su propósito con nosotros:


“Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.




La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres

.


Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.


¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?




Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada.




Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.


Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya”

 

También Jesús nos habló sobre esta realidad en Juan15:1

 

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.


Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

 

Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.


Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.


Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.


El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

 

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.




En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.


Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.


Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.




Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.”  

 

No somos árboles estériles o no frutales, somos plantíos escogidos y el Señor como buen jardinero nos podará para que llevemos fruto.

 

Si hemos llevado fruto, El nos podará para que llevemos más fruto. Preocupémonos cuando pensamos que ya no podemos dar más fruto, somos llamados a la sobreabundancia frutal.

 

Junto a corrientes de aguas nos habla de la comunión con el Espíritu, comunión con Cristo, comunión con la Palabra, es agua a borbotones agua que se moviliza, y refresca cada día. No es agua estancada. Habla de revelación nueva cada día, habla de agua que nos hace saltar a vida eterna.

 

Nos habla de la llenura del Espíritu Santo: “antes bien seamos llenos del Espíritu Santo”

 

Nos recuerda que sus misericordias son nuevas cada mañana, nos recuerda al maná que había que ser recogido en la mañana cada día y no guardarse para el siguiente día.

 

La Palabra que has meditado, será como nutriente que entra por tus raíces llevando el sustento para el día. Ese nutriente te va fortaleciendo y dando crecimiento en Cristo, creciendo en gracia.

 

El tiempo se me ha agotado. Solo les enunciaré algunas verdades encerradas en el resto del salmo.

 

“….Da su fruto en su tiempo…”

 

Del fruto participamos nosotros, nuestro prójimo y el Señor

 

Somos para dar fruto. Árbol frutal, no es para apariencia. La apariencia es religiosidad. Si hemos dejado de dar fruto significa que nos ojearon; es necesaria la poda y cavar alrededor de las raíces. Significa remover la zona cómoda, cambios, expulsar cosas que no son edificantes.

 

En cavar alrededor debemos pensar en cambiar hábitos, costumbres, rutinas, modo de pensar. El suelo significa también nuestra seguridad y confort. Hábitos y distracciones.

 

Definitivamente habla del fruto del Espíritu Santo. El Espíritu lleva en si mismo el poder  de dar fruto pero necesita nuestras vidas como vehículo. Es el fruto de Dios para los hombres. Un fruto que satisface no solo a quien está cerca de nosotros sino también a nosotros mismo. Somos árboles que comen de su propio fruto.

 

Por el Espíritu hacemos morir las obras o frutos de la carne para dar espacio y lugar al fruto del Espíritu.

 

“En su tiempo”… nos habla del momento oportuno y exacto de la necesidad. Cuando estamos afanados, necesitamos paz; no amor u otro fruto. Cuando somos rechazados, necesitamos amor, pero no fe. Cada fruto debe darse en el momento que se necesita. Nunca andar con la cesta vacía. El fruto es espontáneo, automático y oportuno.

 

El fruto atrae la Presencia del Señor y el Señor  con cánticos de liberación nos rodeará. El es el Señor de la viña. Puedo entender que el Señor suelta su canto a nuestro alrededor cuando encuentra una vida llena de fruto. Salmo 32: 7.

 

El fruto en nuestra vida produce  gozo en el Señor, El se gozará en nosotros, como se goza el esposo con la esposa. Atrae su presencia para que experimentemos su amor y su intimidad. Isaías 62:1-5

 

El fruto produce el amor de cantar de los cantares.

 

Debemos de cuidarnos de no defraudar al Señor cuando venga por su fruto en nuestra vida, para que no nos suceda lo de la higuera que no tenía fruto cuando El quiso comer de él. O de la parábola de la vid que fue podada y escarbada para que diera fruto.

 

“…y su hoja no cae….”

 

Habla de perenne, de permanecer por siempre, con olor a eternidad. Habla de firmeza y estabilidad. De ser inconmovible. Habla de Vida Eterna.

 

Habla de belleza y atracción. Ser deseable y hermosura. Hojas siempre verdes que no se marchitan con el tiempo. “Nuestro interior se va renovando cada día” Habla de incorruptibilidad. “lo corruptible sea vestido de incorruptibilidad”

 

Habla de vigor, de poder, de fortaleza, de pujanza, de salud. Apariencia y naturaleza saludable y vigorosa.

 

Habla de Vida abundante.

 

“”….y todo lo que hace prosperará….

 

Este es el resultado para el varón que se deleita en su Palabra: prosperidad en todo lo que emprenda.

 

Es licencia para prosperar.

 

El evangelio de la prosperidad sin la delicia en la Palabra de Dios es de cuidado. El Señor ha determinado como una ley espiritual que si te ocupas en deleitarte en su Palabra, en Cristo, la prosperidad es un producto esperado.

 

Pero el mensaje es claro. Ocúpate de buscar a Cristo, meditar en El, en su Palabra y la prosperidad vendrá como añadidura. Aunque la prosperidad en el Señor no significa exclusivamente prosperidad material o riquezas materiales.

 

La riqueza material puede estar incluida pero no es la importante. Es más, Ud puede ser prosperado sin tener riquezas materiales. Teniendo lo suficiente para sus necesidades, sin estar en estrechez, ya es ser próspero.

 

La abundancia de Dios incluye todos los aspectos de la vida del hombre, pero la abundancia mayor y la prosperidad mayor está en las riquezas en Cristo, las riquezas de su conocimiento.

 

Podemos vivir en escases material pero en abundancia en Cristo. No nos confundamos cuando la Palabra habla de riquezas y abundancia.

 

He aquí les doy una Palabra de entendimiento.

 

A los judíos, al Israel natural, al Israel del Antiguo testamento sí se le prometió riquezas materiales, como un tipo de las riquezas espirituales. Las riquezas a las cuales fueron llamados, eran solo sombras de las riquezas a que somos llamados cuando está Cristo presente.

 

El hombre o la mujer llamados al Evangelio deben saber escoger a cuales riquezas perseguir. A las terrenales o a las celestiales. Si persigues las terrenales, tal vez las obtengas, pero no esperes más que eso.

 

Si persigues las celestiales, hay garantía de que las obtendrás y serán por toda la eternidad.

 

Este es el verdadero camino a la prosperidad. Cualquier cosa que emprendas será coronada de éxito. Serás próspero en todo aquello en que te ocupes.

 

Si estudias, prosperarás, si cocinas o atiendes la casa; prosperarás. En cualquier trabajo o empresa o negocio; prosperarás. Te irá bien.

 

Estamos condenados a prosperar si nos deleitamos en Cristo, en la Palabra de Dios.

 

El salmo concluye haciendo notar el camino del justo en contraste con el de los malos.

 

Bendiciones.

 

*Versión Personalizada y Aceptada Por la Fe