sábado, 29 de septiembre de 2012

¿DONDE ESTA LA VOZ DE DIOS?



¿DONDE SE ESCUCHA LA VOZ DE DIOS HOY?

   

 

Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

 

Escuchar los recientes discursos en la ONU, en los cuales, tres dirigentes políticos dejaron escuchar su voz cargada de odio reprimido; y escuchar a los demás participantes llevar palabras huecas y poco edificantes para un mundo que convulsiona por diferentes problemas; es decepcionante.

 

Hoy más que nunca, debemos buscar escuchar la Voz de Dios, voz autorizada, para establecer la Paz y el Orden entre las naciones. Israel, Palestina, Irán y el Medio Oriente en general están sumidos en serios conflictos políticos, económicos y sociales

El mundo necesita con urgencia escuchar la Voz de Dios.El hombre necesita escuchar su Voz. cada persona individualmente debe escuchar su Voz, para que le vaya bien todo los días de su vida. 

 
Cristo nuestro Rey y Salvador fue la manera más sublime  de Dios hablarle a los hombres. Antes de Cristo, Dios utilizaba intermediarios para hablarle a los hombres. Desde Abraham hasta Cristo, Dios solo le hablaba a los judíos, el pueblo elegido por Dios para ser Su Heraldo.

 
Después de haber enviado a su propio Hijo al mundo,  su mayor y más distinguido Heraldo; ahora le habla a todo aquel que lo quiera escuchar, conocer y obedecer.

 

 ¿Cómo esperar que nos hable por otra persona, después de haber hablado por su Hijo?

 

Este punto es sumamente importante e interesante, y debemos tener la capacidad, que solo la da Dios, de entenderlo y recibirlo.

 
      Debo recordarles que está escrito en las Escrituras: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Al ser la Escritura inspirada por Dios; tiene Autoridad sobre la vida de aquellos que aman a Dios y buscan agradarle, porque ella es de mucha utilidad en nuestras vidas, mire Ud. para qué es útil la Biblia o Escritura.

 Entre tantas otras cosas en que nos beneficiamos de la biblia; una de ellas es, que hace al hombre de Dios perfecto, para que esté capacitado para toda buena obra.

 Hay un “hombre de Dios” que debe ser preparado a través de la Escritura; y ese hombre de Dios es Ud. y yo; y todos los que invocamos el Nombre de Jesucristo como Señor y Salvador, los que hemos creído que El es el Hijo de Dios y en consecuencia experimentamos un nuevo nacimiento para ser parte de la Nueva Creacion redimida y creada para la Alabanza de la gloria de Dios. 

 En Cristo no hay hombre o mujer. Todos somos Uno en El y tenemos la misma importancia ante Dios.

 Como está escrito: “El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
Este hombre, en singular, no en plural, es el nuevo hombre, creado en remplazo del viejo hombre. El viejo hombre, salido de Adán; no puede agradar a Dios, porque es carne de pecado; está vendido al pecado. Es esclavo del pecado y de la muerte. Su destino es la muerte.

 

Por eso Dios tuvo que mandar a su Hijo al mundo, para que por medio de Cristo, sacara a la luz, una nueva vida, la Vida Eterna, un Hombre Nuevo. Este Nuevo Hombre tiene que ser en todo semejante a Cristo. Para eso entonces la Escritura inspirada por Dios; para ser el alimento espiritual para esta nueva criatura.
 
Cuando leemos y meditamos en la Palabra de Dios; Cristo se va formando en nuestro ser por acción del Espíritu de Vida  en Cristo que mora en nosotros. A Cristo lo encontramos en la Biblia; en cada oración, frase, Palabra, punto o tilde de las Escrituras. Es El quien nos vivifica a través de la Palabra y el Espíritu, y se revela a nosotros por la Palabra vivificada por el Espíritu. 

 Cuando nacemos de nuevo, a través de la confesión de fe en Jesucristo, esta criatura recién nacida necesita ser amantada sin demora. La comida que ha de recibir será la lechita espiritual, que es la Palabra de Dios.

 Por eso dice la Escritura:

 

Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,

desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,

si es que habéis gustado la benignidad del Señor.

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por  medio de Jesucristo.”

 

La Palabra de Dios le sirve de alimento al que ha nacido de nuevo. No debe despegarse de ella. El mismo Dios nos da el gusto por ella. Si en verdad hemos gustado de la benignidad del Señor, al recibirlo como Salvador; desearemos con frenesí su Palabra. Es una consecuencia lógica. Recibimos a Cristo; se despierta el apetito por su Palabra. Esto es consecuencia del Espíritu de Cristo que recibimos en ese momento.

 

Por eso la importancia de señalar la necesidad de hacer la confesión de fe en Jesucristo, porque muchos hoy, mal orientados, dicen creer en Cristo y por eso están tranquilos; pero les falta la confesión de que El es lo que es: el Hijo de Dios hecho carne, quien murió  por nosotros; pero que también resucitó y además subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre.

 Este es el Evangelio que trae salvación a nuestras vidas. No se trata de religión. La religión nos arrebata la Vida Verdadera que Dios nos ha dado por medio de Cristo su Hijo amado, porque nos mantiene alejados de Cristo.

 ¿Cuántos hoy no vienen a Cristo porque están convencidos que sería cambiarse de religión?

 Por poner solo un ejemplo. Los judíos religiosos, sean ultra-religiosos o más o menos religiosos; no aceptan a Cristo, porque para ellos sería maldición abandonar su religión, que es traspasada de padres a hijos, de generación en generación.

 Pues bien, los judíos al no creer en Cristo, y tampoco recibirlo como Señor y Salvador, no pueden agradar a Dios. Así como los judíos; hay infinidad de personas en este mundo: no reciben a Cristo, porque dicen “no quiero cambiar mi religión". Por estar aferrados a su religión, no vienen a Cristo para obtener Vida y Vida en abundancia.

El religioso le da la espalda a Cristo. La religión es como un muro levantado que nos impide avanzar hacia Dios, hacia Cristo. Ella nos empobrece, porque nos impide llegar a la Perla de gran precio que es Cristo el Señor.

 Cristo no es religión. Cristo es Vida. Cuando una persona ha nacido de nuevo mediante la confesión de fe en Cristo; está capacitado para vivir un estilo de vida diferente: la del Reino de Dios, dónde reina Cristo por su Espíritu.

 Debemos estar seguros de haber hecho esta confesión de fe, porque ella nos hace receptores de la Vida de Cristo por su Espíritu.

 La porción a considerar está en el libro de Hebreos:

 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”

 “Dios, habiendo hablado… de muchas maneras..."
 
Dios ha hablado de muchas formas en el pasado, antes de hablarnos por medio de su Hijo cuando lo envió a su pueblo Israel, nacido de la Virgen María. Dios es rico en diversidad. Es creativo. Y usa de su imaginación para entregar su mensaje al hombre.

 

En una ocasión utilizó a un arbusto, fue el caso de Moisés en el desierto, cuando le habló en medio de la Zarza. Utilizó una montaña; Cuando habló al pueblo judío en el Monte Sinaí, usando truenos, relámpagos, fuego y temblores.      Ha usado hasta una mula y una pared para dar su Mensaje. Han sido Voz de Dios. Dios ha usado el fuego para hablar: vea Deuteronomio 5:26 y convénzase.

 

Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la VOZ del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva?”

Oir la Voz de Dios es un privilegio que Dios nos ha dado. Y hay promesa de parte de Dios en el sentido de que si decidimos oir su Voz y obedecerle, El nos bendecirá en gran manera. Nos hará prosperar en todo. No tendremos escases, ni necesidad de ningún bien sobre la tierra.

En Deuteronomio le dice a su pueblo: “Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.

Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,

cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.”

 Note que dice; “cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”. Es importante la conversión. ¿Te has convertido ya a Dios, a Cristo?

 Es el inicio para entrar en el estado de favorecidos de Dios: convertirse a Dios de todo corazón. Asegúrate de haberte convertido a Dios de todo tu corazón. La conversión requiere la consciencia de ser pecador y la necesidad de ser perdonado. Requiere la voluntad de creer y aceptar a Cristo con el corazón y el alma en plenitud. Entregarnos al 100% a Cristo.

Escuchar la Vos de Dios no es para ufanarnos de haber oído su Voz; es para obedecerle.

Entre otras cosas esto significa que Dios mismo hará que nuestros oídos espirituales se abran, para poder escucharle y obedecerle. Si no escuchamos; no podemos obedecer.

 En Deuteronomio  Dios mandó reunir al pueblo delante del monte Sinaí, para hacerles oír su voz y hablar con ellos. Pero, fue tanto el temor que experimentó el pueblo cuando El dejó escuchar su Voz, que le pidieron que no volviera hablar con ellos de es forma, sino que hablase a través de Moisés. Pidieron un intermediario.
 
Moisés le dice al pueblo judío: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;

conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”

 Este profeta a que se refería Moisés es Cristo, quien nacería judío, en cumplimiento de la promesa dada por Dios a Abraham: “en tu simiente serán benditas todas las naciones”

 Dios anunció desde temprano que enviaría a su Hijo, revestido de un cuerpo de debilidad, para traer su Palabra. Este profeta sería la Voz de Dios sobre la tierra. No solo traería un mensaje. El es el Mensaje de Dios. Cristo es su Palabra; es su Verbo; es su Voz.

La Voz de Dios ahora tiene nombre y apellido: Cristo Jesús, el Hijo de Dios. Jesucristo.

Ni Moisés, ni Elías, ni Noé, ni Jeremías, ni Jonás eran el Mensaje de Dios. Ellos eran solo portadores de su Mensaje. En cuanto hablasen las Palabras que Dios pusiera en sus bocas; eran la Voz de Dios.

 Pero Cristo, sí es la Voz de Dios; es el Mensaje de Dios.

Pero si Cristo está ahora en los cielos, ¿Cómo nos habla hoy y cómo escuchamos su Voz? ¿Qué es la Voz de Dios?

 Cuando escuchamos su Voz hablándonos que es Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria; entendemos que es por medio de Cristo que obtenemos Salvación y vida Eterna; que es por medio de Cristo que tenemos acceso libre y expedito al Trono de su Gracia; no demoraremos en acudir a Cristo. Correremos a su Presencia para obtener todo lo que Dios nos ofrece a través de El

El hombre no recibirá nada de parte de Dios, que no sea a través de Cristo. Cristo lo es todo. El lo llena todo,

Acudamos a Cristo por la porción que nos toca.
 
Su forma preferida de hacernos oír su Voz es a través de los hombres. Hombres imperfectos, pero hombres escogidos por Dios para traer su mensaje, para ser el vehículo para hablarle a su pueblo. El determinaba que las palabras que pondría en boca del profeta, deberían ser recibidas como su Palabra.

Oír la voz del profeta, hablando inspirado por el Espíritu de Dios; era oír la Voz de Dios.
 

Bendiciones.




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jueves, 27 de septiembre de 2012

EL PAN QUE BAJO DEL CIELO


Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

En el evangelio de Juan, capítulo 6, versos 57 y 58 dice:

 

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”

En el libro de Cantares cap. 1 verso 2 dice:

“¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.”

 Dios nos ha dado su Palabra Viva, que es Cristo y estaba con El antes de la fundación del mundo, para darnos vida y vida en abundancia. Mediante la fe alcanzamos entrada a la vida poderosa de Dios por medio de su Espíritu.

Toda  persona debe aprender a vivir esta vida extraordinaria que el Padre  ha dado a sus hijos, quienes han nacido del Espíritu cuando creyeron, se acercaron y recibieron a Cristo su Hijo, quien murió en la cruz y resucitó para sacar a la luz esta nueva Vida.

Por su Palabra y por su Espíritu vivimos momento a momento. Es cuando estamos saciados; llenos de El, llenos de la Palabra y del Espíritu; llenos del Pan que bajó del Cielo y de su Espíritu de Vida, que salen de su boca.

Es cuando podemos derrotar a todo sentimiento, emoción o pensamiento o deseo de las obras de nuestro cuerpo pecaminoso e inclinado para el mal, porque recibimos de su Poder. “Recibiréis poder, cuando haya venido el Espíritu Santo, y me seréis testigos”.

Debemos entender que cuando le damos rienda suelta a los apetitos de nuestro cuerpo, estamos en problemas. Nuestro cuerpo es insaciable, siempre quiera más y más. Sus apetitos son variables e incontables.

Cuando le damos rienda suelta y licencia para saciar sus distintos apetitos, nos esclaviza y nos hacemos esclavos de ellos. Pero Dios nos da la salida para poder dominar esos apetitos insaciables de nuestro cuerpo.

Nos da su Palabra y su Espíritu para que estén cada día con nosotros para ser nuestra ayuda y experimentar la libertad de los apetitos de la carne y poder vivir una vida llena de satisfacción espiritual, emocional y natural.

 

Por su Palabra y por su Espíritu viviremos y no moriremos porque Él tiene Palabras de Vida Eterna. Es en esta Teodinámica, cuando crecemos en el conocimiento de Dios, hasta la estatura del varón perfecto, a la estatura de Cristo.

Los años pasan y pasan, los bebés se hacen muchachos; los muchachos, jóvenes; los jóvenes, adultos y los adultos se hacen ancianos. Pero no así en el Reino de los Cielos.

En el Reino de los Cielos, crecemos y nos desarrollamos por la Palabra de Dios que es Cristo el Señor y por el Espíritu Santo que es el Espíritu de Cristo.

Mucha gente hoy, no sabe que Dios nos ha dado por medio de Cristo, una vida de reyes que está a nuestro alcance. Somos llamados en Cristo a vivir sobre las circunstancias, sobre el afán de satisfacer las necesidades diarias, afán que nos agobia y atormenta el alma.

Cristo nos ha abierto la Puerta al Reino de los cielos, que podemos vivir en él hoy mismo si así lo disponemos en nuestro corazón. Es un estilo de vida poderosísimo, que nos lleva de triunfo en triunfo por medio de El.

La mayor pérdida que ha sufrido el hombre en toda su Historia, es que se ha hecho de Cristo una religión. Cristo no es religión; Cristo es la Vida victoriosa que Dios nos dio para que por medio de El vivamos siendo más que vencedores, viviendo de triunfo en triunfo ante todo desafío que se levante en nuestro caminar.

Debemos aprender como Dios quiere que vivamos en Cristo: de manera invicta ante cualquier desafío o dificultad, o prueba, o tentación, o pérdida. Aprendamos a ser campeones invictos por toda la vida.

Cuando creemos en Cristo y lo recibimos en nuestros corazones, experimentamos un nuevo nacimiento, que nos hace ciudadanos del Reino de los cielos desde ese preciso momento.

Como niños recién nacido debemos nutrirnos de la leche no contaminada ni adulterada, que es la Palabra de Dios, para ir creciendo con el crecimiento que da Dios y despertando a la maravillosa Vida de Cristo en nosotros.

No debemos dejar esta oportunidad para recuperar lo que nos ha sido arrebatado. Nos han mantenido en la ignorancia de esta Vida y cómo alcanzarla.

Sin demora, hoy mismo, debemos recibir a Cristo en el corazón. Creyendo que es el Hijo de Dios y aceptándolo como Señor de nuestras vidas. Confesando con nuestra boca que Jesús es el Señor. En esto consiste la fe cristiana, la fe en Cristo.

Dios ya trató con nuestros pecados, por más horribles que nos puedan parecer. Los mató en la cruz, cargando a Cristo con ellos y descargando sobre El la paga del pecado que es la muerte.

No tenemos porqué seguir viviendo con esa carga de pecados encima de nosotros. Acudamos a los pies de la cruz de Cristo y depositémoslo ahí, pidiéndole perdón por ellos y El nos perdonará.

No ha dicho El: “no solo de pan vivirá el Hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”’

Al recibir los besos de su boca; recibimos la Palabra que sale de Su boca, para que recibamos Vida. Recibimos nuestra porción del día. Recordemos a que Cristo nos enseñó a orarle al Padre diciendo: “Padre nuestro…..el Pan nuestro dánoslo hoy…”.

Se refiere al Pan del Cielo nuestro que está en los cielos, o sea a su Palabra que nos alimenta, nos sea dado cada día. Significa esto, que como sus hijos en Cristo, necesitamos que el Padre nos alimente <y Él no es padre irresponsable> cada día. Todos los días necesitamos del alimento espiritual no adulterado.

Cada día Él nos dará su Pan del Cielo, esto es su Palabra, su Verbo, su Espíritu, se

Rema, su Palabra Viva, el Agua de Vida, para fortalecernos y estar bien nutridos en Cristo.

Y  también en Isaías dice “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”

Al recibir los besos de su boca, su Palabra, no  regresa a El vacía. En el acto de besar, hay un intercambio. Nosotros recibimos su Palabra, ella prospera en nosotros, transformando nuestra vida, llenándola de la Vida de Cristo por su Espíritu. Cuando regresa a El, regresa con un fruto nuevo: Está saliendo a la luz la Nueva Criatura en que Él nos ha transformado, porque soy nueva criatura en Cristo.

De esta forma se irá cumpliendo su Palabra “somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Su Palabra “hará todo lo que yo quiero”. En esta Teodinámica <dinámica de Dios> su obra va saliendo a la luz poco a poco, hasta que el día sea perfecto. Cuando dice todo lo que Él quiere; debemos entender que su Palabra prospera en lo que Dios quiere para nosotros. Este prosperar habla de formar su Hijo en cada uno de sus redimidos, porque para eso hemos sido creados: para la alabanza de su gloria.

Por eso dice la Escritura:

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”

“Si el Espíritu…mora en vosotros”, entonces seremos vivificados. Es una ley espiritual, ley celestial para los hijos de Dios, que están en Su Reino. Sí, el Espíritu está presente en tu vida y ha hecho morada y habitación en ti.

Por medio de los besos de su boca, su Verbo nos irá transformando y vivificando nuestros cuerpos mortales, así como el Espíritu levantó a Jesús, el nuevo Adán, primicias de la nueva creación; asimismo el Espíritu, está trabajando en nosotros día a día con el poder de su Palabra, para presentarnos a Dios, santos y sin manchas.

El Espíritu de Cristo en nuestro interior nos va vivificando, transformando esta carne de corrupción, para ir revistiéndola de incorruptibilidad, revistiéndola de gloria, para que cuando Él se manifieste, seamos semejante s a El.

Es necesario estar seguros de que el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, está en nosotros, ha hecho morada en nosotros y que su soplo de Vida aún está en nosotros.

Cuidémonos de no apagar al Espíritu.


                              dirección del blog; http://www.miamadovieneya.blogspot.com

miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL FRUTO DE MI AMADO MANZANO


por Dr. Emmanuel García Moreno

 

“Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.

Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor.

Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su derecha me abrace.”

Hoy me quedé dormida,  me levanté a las 5:15 am, aún en oscuridad, oscilando en dos pensamientos: entre lamentando haberme quedado dormida como era el compromiso de hacerlo a “nuestra hora” y el de volver a dormir, porque la mañana estaba deliciosa, me asaltó el deseo de acurrucarme nuevamente bajo el calorcito de la cobija, estaba amodorrada, soñolienta y con el pensamiento de volver a la cama. Llevé mi condición y pensamientos a los pies de Cristo, sujetándolos bajo su Autoridad. De inmediato experimenté la lucidez. Y claridad interior.

El pensamiento de deleitarme en la extensión del dormir un poquitito más se había ido. Ahora estaba despierta para escuchar la voz de mi Amado.

Pedí al Señor me saciara hoy también, como lo había hecho días anteriores.

Mi alma anhelaba escuchar su deliciosa voz, pero me asaltaba el infundado temor de que hoy no la escucharía.

 Son pensamientos que se levantan para hacernos titubear y arrastrarnos a los deleites de nuestra cotidiana vida natural, en la cual nos movemos a diario.

Pero mi Amado vino en mi ayuda y dejó escuchar Su Voz:

“Ahora, Hoy y siempre que te dispongas a buscarme, me encontrarás y te haré oir mi voz. Te enseñaré cosas grandes y maravillosas, te traeré a la Casa del banquete, donde te daré de mi comida, comida de Rey, te sentaré a mi mesa y ahí te saciaré.

Te haré entender que Yo Soy el Verbo de mi Padre, Soy el Pan que bajé del cielo para los hombres, pero que ahora te lo sirvo a mi mesa en la Morada de mi Padre en  los lugares celestiales. Por eso te hago andar en mis alturas.

Entiende amada mía que Yo Soy quien te sustenta. Soy el que tiene cuidado de ti; El que te viste de ropa hermosa. Soy el que te acaricia cada mañana en el susurro de la madrugada, para que entiendas que Yo mismo Soy. 

No temas porque estaré contigo a cada momento del día. En las horas tristes y amargas; estoy a tu lado, te cuido y te protejo. No creas que por no sentirme no estoy ahí. No te he dicho que estaré contigo todos los días de tu vida hasta el fin?

Levanta tu cabeza y resplandece porque ha llegado hoy tu Luz. Yo soy tu Luz y tu resplandor. Como el relámpago te visitaré y te haré entender mi Camino, para que no desmayes ni desfallezcas. Tu andar; lo conozco.

Te atraeré a mí aunque ahora no veas mi Rostro como lo has pedido, pero así será en el día en que manifieste a ti con Poder y Autoridad, porque para mí no hay nada imposible.

No te he dicho que si crees verá mi Gloria y mi Poder. Cree solamente y verás mi gloria y poder manifestándose sin medida.

¿Hay algo imposible para mí?

Mi corazón se alegró inmensamente. La dulce voz de a mi Amado reconfortaba mi alma y me apresuré a estar bajo su sombra y recibir las dulces Palabras de su boca, que son mi alimento.

¿Cuántas veces, oh amigas, oh amigos, Cristo quiere hablarnos, pero no sacamos el tiempo para estar en su dulce compañía y recibir de su boca las Palabras que sustentarán nuestra alma este día?

Oh… si supiéramos que El quiere estar en nuestra compañía cada mañana antes de empezar el trajín del día, para prepararnos para los afanes del día. Cristo nos llama de diversas maneras pero tantas cosas nos distraen que apenas tiempo tenemos para dejarlo entrar en nuestros corazones, donde nos hablará Palabras de vida.

El nos dice: “estoy a la puerta y llamo, aquel que oye mi voz y abre, entraré y cenaré con él y él conmigo.” Cristo quiere entrar a nuestras vidas, a nuestros corazones y cenar con nosotros. También quiere desayunar y almorzar. Quiere también tener un coffe-brake a media mañana o media tarde.

Lo que quiero expresar es que El quiere ser parte de nuestras vidas, para enriquecerlas, saturarlas de Vida, rodearnos de favores, coronarnos como  reina o rey. El quiere estar dentro de nuestros corazones para darnos la Vida abundante que compró para nosotros en la cruz del calvario.

Tan solo se creyéramos en El, nos acercáramos a su Presencia y lo recibiéramos en nuestros corazones; El haría la diferencia. 

Nuestras vidas serían enriquecidas, nos haría resplandecer de alegría y gozo. El lamento, la tristeza y la congoja no tendrían más lugar en nuestro interior, porque el Príncipe de Paz, el Señor de la Vida abundante estaría en nuestro interior.

En la intimidad de nuestros corazones le conoceríamos y el resplandor de su gloria y su grandeza, inundaría nustra vidas. Saldríamos de la oscuridad en done vivimos, oscuridad de los pensamientos derrotistas y esclavizadores. El nos traería el poder para vivir una vida de victoria, agradando a Dios Padre viviendo con una vida que alabe su Nombre y le traiga gloria.
 

Dios nos llamó en Cristo, para ser más que vencedores en medio de toda y cualquier lucha emocional o circunstancia a que tengamos que enfrentar cada día.

Acércate a Cristo, ábrele las puertas de tu corazón para que El sea tu amigo, tu Amado, tu Esperanza, tu Castillo, tu Ayudador, tu Roca de Salvación.

Todos y todas tenemos muchas veces que enfrentarnos a las adversidades de la vida; pero, si Cristo está en nuestro interior de manera permanente, que haya hecho de nosotros su habitación o morada; El se levantará y reprenderá esa tempestad momentánea y podremos seguir navegando en Paz.

El Evangelio de Cristo nos ha sido dado para obtener de parte de Dios Padre la Vida Eterna, que se manifiesta en nosotros desde el momento en que creemos y recibimos a su hijo por medio de la fe.

Hasta estas sencillas preguntas: ¿He nacido de nuevo? ¿Soy una nueva criatura? ¿Para mí el vivir es Cristo? ¿Vivo buscando cada día las cosas del Cielo, en donde está Cristo mi Vida?

 Si a estas preguntas no puedes gritar de alegría y seguridad con un rotundo y glorioso ¡SI! Entonces apresúrate a abrir las puertas de tu corazón a Cristo y ocurrirá el milagro del nuevo nacimiento en ti; empezarás a vivir para Cristo cada día y en todo lugar y vivirás buscando el Reino de Dios en ti para que la vida de Cristo se manifieste en ti.

Serás una vencedora o vencedor según sea tu caso.



Ven a Cristo sin demora amigo, amiga.




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martes, 25 de septiembre de 2012

LA OFRENDA QUE AGRADA A DIOS


Génesis 4:3-5

Por: Emmanuel García Moreno

 
“Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.

Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”

 
 El hombre, desde la creación, ha buscado agradar a Dios de diferentes maneras, y por ello han surgido muchas formas de buscar agradar a Dios, rendirle culto y adoración o diversas religiones. El caso de Caín y Abel nos muestra a dos hombres buscando agradar a Dios de diferentes maneras.

 
l gran problema fue que Dios no se agradó de uno de ellos, de Caín; pero se agradó de Abel, y eso le costó la vida al muchacho. Fue la segunda contienda a causa de la religión.

 
La primera ocurrió cuando la serpiente, en el Paraíso, desafió la Palabra de Dios, haciendo que Eva probara del fruto prohibido. La historia del hombre, terminará también con una guerra religiosa, según se enseña en Apocalipsis y Daniel. La religión tiene suma importancia en la humanidad y ha provocado que millones de seres humanos no alcancen la vida eterna.

 

Abel fue el segundo hombre en presentar ofrenda a Dios y, el primer hombre al cual Dios recibió con agrado, tanto su ofrenda como a él mismo.  Su hermano Caín fue el primer hombre sobre la tierra que le ofreció ofrenda a Dios, pero Dios no miró con agrado ni a Caín ni a su ofrenda. ¿Por qué?

 Esto es importante entenderlo porque o nos abre la Puerta del favor, la cercanía y la plenitud ante el Creador; o, de lo contrario, nos mantiene alejados de su Presencia.

 La forma como honremos a Dios es  determinante, para establecer y definir si soy o no aceptado ante El. Dicho de otra manera: a Dios se le puede agradar y hay una sola manera de hacerlo. Aquí queremos ayudarte a encontrar el Camino a la plenitud de Dios, por medio de Cristo.

 Creo que toda persona que cree en Dios, establece su forma  particular de rendir culto y buscar con ello agradar a Dios, basada en lo tradicional, o sea la forma como lo hicieron sus padres antes que él. Hay poquísimas personas en la historia de la humanidad que andan por el mundo inventando una forma de agradar a Dios.

 Es necesario que nos preguntemos:

 ¿Habrá en mí un vivo deseo de agradar a Dios?

 Si tengo ese vivo deseo debo preguntarme: ¿quiero conocer, saber o entender  como El quiere que yo le honre?

 ¿Estoy convencido de que lo que estoy haciendo hasta ahora para estar en relación con El, es la indicada?

 ¿Estoy seguro de estar agradándole en la forma como le rindo culto y adoración?

 ¿Basado en qué estoy convencido de que mi forma de honrarle es la adecuada?

 Por la enorme y vital importancia que encierra hacer lo correcto delante de Dios en el tema de  rendirle culto; hemos puesto delante de ti estas palabras de orientación en el amor de Cristo, para que recibas el mayor bien a tu vida.  

 Queremos ayudarte a entender esto de la ofrenda agradable  a Dios. Te invito a examinar conmigo en Génesis, capítulos 2, 3 y 4 el relato de los primeros sacrificios realizados por causa de la desobediencia del hombre, la cual produjo una ruptura en la relación entre él y su Creador.

 En el jardín del Edén el hombre nunca le presentó ofrenda a Dios. Adán y Eva nunca le presentaron ofrenda a Dios, ni en el Paraíso, ni cuando fueron expulsados.

  ¿Cómo explicamos esto?

 Sencillo: no había necesidad de presentarle ofrenda a Dios para agradarle, porque El ya estaba agradado de Adán y Eva, su creación. Adán y Eva hablaban cara a cara con Dios. Podían ver su Rostro cada día y hablar con El, mirándole el Rostro. Había una relación estrecha, cercana, sin obstáculos, libre y espontánea entre Dios y el hombre.

 Cuando Adán y Eva desobedecen, esa relación se rompe y ahora el hombre no puede estar en la Presencia de Dios. Ahora se ha levantado un obstáculo, una pared de separación, a causa de la desobediencia a Su Palabra, porque Dios le había dado Palabra a Adán de que comiera de todo lo que había en el huerto pero, se abstuviera de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.

 La buena noticia es que el mismo Dios está interesado en que estemos cerca de El y disfrutemos de su presencia. Por ello envió a su Hijo Jesús, llamado el Cristo, para romper esa pared de separación y reconciliar consigo mismo al hombre. No hay nada, nada que nos pueda separar del amor de Dios que es en Cristo Señor nuestro.

 Lea el libro de Génesis en sus primeros capítulos y notará que en el Jardín, era Dios quien buscaba la compañía del hombre, significando que El estaba muy complacido con su creación. . Dios se paseaba en medio del huerto y conversaba con Adán y Eva.

 ¿La pregunta que debo hacerme es, si realmente quiero que Dios esté complacido conmigo?

 Yo no debo ir a la iglesia a tratar de agradarle a Dios. Yo debo llegar a la iglesia, convencido de que Dios está complacido y agradado conmigo. Si no tengo esta convicción, podemos ayudarte a obtenerla. Parta ello debes tener tu fe puesta en Cristo, quien con su sacrificio, te ha hecho merecedor del favor de Dios.

 Entonces ¿Para qué debo ir a la iglesia? 

 Debo ir a ofrecerle a Dios sacrificios de alabaza aceptables a El, por medio de Jesucristo. Porque El me ha aceptado por medio de mi fe en Cristo.

 Al darse la caída en la desobediencia, Adán y Eva se escondían de la Presencia de Dios; porque ahora tenían conciencia de sí mismos,  antes solo Dios era su contentamiento. Tuvieron que ser cubiertos con pieles. Note en el pasaje bíblico, que el mismo Dios le s hace un ropaje a cada uno, para cubrir sus vergüenzas.

 La desobediencia del hombre a la Palabra de Dios, hace que el hombre muestre su vergüenza ante los ojos de Dios, lo cual lo hace inaceptable ante El, sino hay qué cubra su pecado. Por esa causa, Dios tuvo que sacrificar un animal inocente, que estaba en el huerto, derramar su sangre, y así  poder cubrir el pecado del hombre.

 Con esta acción, Dios hace el primer sacrificio u ofrenda, mediante la cual el hombre pueda acercarse a El. Note que Dios toma la iniciativa y es quien establece que será mediante el derramamiento de la sangre de un inocente, la forma como el hombre puede ser aceptado o agradarle nuevamente.

 Con un solo sacrificio, con una sola ofrenda por el pecado, Dios hizo a Adán aceptable ante sus ojos, máxime que el animal sacrificado pertenecía al Paraíso, era perfecto. Ese animal sacrificado, que la biblia no nos dice qué tipo de animal era, fue suficiente para que con su muerte, Adán fuese aceptado y hubiese agradado a Dios.

 Por esta razón Adán no tuvo necesidad de ofrecer más sacrificios delante de Dios. Aquel animal inocente que fue sacrificado, simboliza a Cristo, el Cordero de Dios que fue sacrificado por nuestros pecados, mediante el cual, con su sacrificio en la cruz, nos hace aceptos a Dios.

 Las Escrituras nos enseñan que Cristo fue inmolado desde antes de la fundación del mundo, o sea, el Padre Dios había decretado desde antes de la creación, que su Hijo sería sacrificado para quitar de en medio el pecado que haría separación entre El y el hombre.

 Sepa que ya desde el Jardín del Edén, Dios anunciaba la llegada de su Hijo al mundo, para que haciendo la voluntad del Padre, muriese en la cruz en nuestro lugar, como murió ese animalito en el Edén, siendo inocente de la desobediencia de Adán. Desde ese momento, Dios anunciaba a la humanidad que El no quiere la muerte del pecador, sino la vida y en abundancia delante de El.

 Cristo dijo de sí mismo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino es por mí”

 Declara que existe el Camino para ir al Padre, significando que Dios está interesado que vayamos a El; y ese Camino es Cristo.

 Proclama que El es la Verdad, estableciendo que es necesario caminar en ella, que está a nuestro alcance y ella nos acercará más y más al Padre. Esa Verdad es Cristo y solo El.

 Anuncia que hay Vida a ser recibida para poder llegar a la Presencia del Padre, es una Vida diferente, es la Vida Espiritual o Vida Eterna, diferente a la vida natural, con la cual no podemos acercarnos al Padre. Esa Vida es El.

 Preste atención: el mayor interesado en que a UD. le vaya bien es Dios. Y El ya dio muestra de ello, enviando a su Hijo al mundo a morir por nosotros, siendo nosotros pecadores y estando alejados de El.

Para poder ir al Padre y establecer una relación buena y aceptable a Dios; es necesario que creamos en Cristo; aceptemos y recibamos en nuestras vidas. Hacerlo, te transforma, te hace ser una nueva creatura, capacitada para agradar a Dios y experimentar victoria tras victoria en tu largo caminar.

Te animo a creer, aceptar y recibir a Cristo en tu corazón. Abrele las puertas y gustarás la diferencia; porque Cristo es la diferencia.

Bendiciones.
 
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